Lagunas de Mojanda. Un paraíso poco visitado

Ubicación

Imbabura es una de las provincias del norte de Ecuador conocida por su hermosa naturaleza y su valor cultural. Sus paisajes se extienden entre volcanes y valles con lagos, páramos y bosques.

La provincia tiene una extensión de 4.794,31 Km2.1. Entre las cordilleras oriental y occidental se forman los nudos de El Boliche, al norte, y Mojanda-Cajas, al sur, en el límite con la provincia de Pichincha.

La cordillera oriental limita con la provincia de Sucumbíos. Con la provincia del Carchi fija su límite con el Río Mira que se une con el Río Chota que recorre por el noroccidente hasta las tierras bajas de Esmeraldas. En la salida a la costa está el macizo de Piñán y las faldas del Volcán Chiles, en Carchi.

Esta área conocida como la Hoya de Ibarra, recoge la mayor parte del agua lluvia en Imbabura. Sobre la plataforma de Piñán se levanta el cerro Yanaurco, que según la leyenda es hijo de la Mama Cotacachi y el Tayta Imbabura, protagonistas volcánicos de la provincia. En los páramos, entre el volcán Cotacachi y la cordillera de Toisán, se localiza el valle de Intag que entrega sus aguas a otra cuenca, la del Guayllabamba. Al sur de Cotacachi se encuentran el cráter de Cuicocha con su laguna y su vecino Mojanda Cajas.

Atractivos naturales

La provincia ofrece una gran cantidad de atractivos, esencialmente el agua. Imbabura conserva 27 lagunas, 16 de las cuales pertenecen al complejo de Piñán. Las más conocidas son San Pablo, Yahuarcocha, Cuicocha, Mojanda (son tres: Caricocha, Huarmicocha y Yanacocha), Cunrru, Cubilche, Cristococha y Puruhanta. Las tres primeras son las de mayor atracción turística por la belleza, tamaño, acceso, el valor histórico y cultural.

Cuando se viaja de Quito a la provincia de Imbabura, el lago San Pablo presenta un panorama de un impresionante paisaje rodeado de un extenso valle verde.

Mojanda es un complejo de dos volcanes que estaban activos simultáneamente. Los respiraderos están a solo 3 km de distancia. El otro volcán, Fuya Fuya causó al menos dos erupciones plinianas.

El nombre de erupción pliniana recuerda al relato que hizo Plinio el Joven de la erupción del Vesubio (Italia) que aconteció en el año 79, de nuestra era. Estas erupciones son las más explosivas; la presión de los gases es elevada que provocan explosiones violentas.

El Fuya Fuya colapsó parcialmente hace unos 165.000 años, creando una gran caldera al oeste. Dentro del Mojanda fluyó una lava pegajosa que se endureció por los años formando varias capas. La erupción marcó el fin de la actividad de Mojanda.​ En el nudo volcánico quedaron los tres lagos de cráter con los respiraderos a tres km. de distancia.

Un nuevo cono volcánico y otras cúpulas de lava se formaron probablemente durante el Pleistoceno tardío. Este periodo comenzó hace 2,59 millones de años y finalizó aproximadamente hace 11 700 años.

Flora

Se conservan distintas especies: romero de monte, chuquiragua, wicundo, achupalla, totora, caucho, chocho de monte, quishuar, zarcillejo, puya fichana, paja, zitzi, arrayán, mora, cerote, yagual (árbol de papel), entre otras.

Las Plantas Nativas del pajonal propio de los páramos: licopodio y chuquiragua.

Fauna

Viven las especies: perdis de páramo, mirlos, quilicos, quinde de cola larga, quinde real, quinde café, torcazas, pava de monte, lobo de páramo, conejo de páramo, chucuri, zorrillo, zacha cuy, puma, entre otras.

Lagunas

Caricocha: significa “lago hombre”. El más grande y hermoso por sus aguas frías de color azul cristalino. Uno de sus mayores atractivos es la pesca de trucha.

Se encuentra a 16 km de Otavalo en un área grande de pajonales. El volcán cautivo para emprender largas caminatas y ascensiones a los riscos y agujas.

Huarmicocha: Se lo conoce como “lago mujer”, está al sur del lago Caricocha a 3600 de altura y 3km. de distancia del lago Cariccha. Tiene forma circular rodeada de pajonales.

Yanacocha: Representa “laguna negra”. Es interesante por la abundante pesca de trucha. Está ubicada al sur oriente de Caricocha, y es la más pequeña de las lagunas.

La leyenda de los Pucho Remache

Pucho Remaches fue el nombre de una familia que brindaba posada a los viajeros que recorrían de Otavalo a Quito. El tambo estaba adecuado en la mitad el antiguo camino.

Los Remaches acostumbraban a matar a los viajeros que llegan al Tambo. Especialmente a los viajaros solos sin familia que los espere.

Una vez que mataban a los huéspedes, los Remache se quedaban con las pertenencias. Y con sus cuerpos preparaban fritada, famosa por su exquisito sabor.

El apetecido plato lo saboreaban los viajeros. Las familias otavaleñas visitaban el Tambo de Mojanda, con el único propósito de comer la fritada. Algunos llevaban la fritada a la ciudad para venderla.

Un hombre solitario descubrió la barbarie por casualidad. Una noche que no pudo dormir escuchó a los esposos Remaches su intención de asesinarlo y hacer fritada con su cuerpo.

El huésped aterrado se escondió debajo de la cama. Uno de los Remaches afilaba el hacha que utilizaban para degollar. El hombre solitario encontró un cadáver. Lo subió a la cama en su reemplazo. En la oscuridad, los Remaches no pudieron descubrir el engaño y descargaron el hacha sobre el muerto.

Esta trampa le facilitó al viajero escapar a la ciudad de Otavalo. Les describió a las autoridades lo que le había sucedido. Después de uno días, los policías capturaron a los Remaches y los fusilaron en la plaza central de Otavalo en presencia de los dos hijos pequeños, la gente del pueblo y los indígenas de las comunidades cercanas.

Un poema

Mojanda

Por Caros Suárez Veintimilla

El arenal desierto va ascendiendo

con las manos tendidas

-sed eterna de altura,

de claros horizontes y de linfas-.

Y el anhelo insaciado se transforma

escalando las cimas,

en tristes pajonales silenciosos

-ansias hurañas, solas y cautivas–.

El dolor de la altura

-dolor que mana puras alegrías

las transfigura ante la paz sin nombre

en desnudos picachos que se miran

en el límpido espejo

de una mansa laguna pensativa.

Arriba, un cielo gris y desolado,

porque no se distraigan las pupilas

del hondo azul del agua,

único azul de esta aridez dormida,

-azul para mojar ansias del alma,

ensombrecido y hondo en las orillas-.

Soledad que no siente

más latido de vida

que el agua con su lenta

respiración tranquila.

Laguna en cuyas aguas

indefiniblemente recogidas,

se ahogan los caminos

de las ansias dispersas de la vida.

Lazo limpio y azul para las almas

que llevaron a la última colina

el pobre barro deleznable y triste

en sus alas altivas.

Señor, el manso y suave rumor de la laguna,

no es la plegaria azul, inmensa y tímida,

por la sed de los tristes

arenales sin vida?

 

Romper la rutina y existir en armonía

La rutina hace perder la sorpresa y la emoción que nos causa el entorno grandioso de la naturaleza como el agua. El turismo de naturaleza permite conocer lugares poco explorados como Las Lagunas de Mojanda, en la Provincia de Imbabura. Los visitantes   comprenden el origen del agua, la importancia del agua que es vida, aunque tiene el peligro y la fragilidad de la alteración de los ecosistemas y su relación con nuestra existencia.

Observar con tranquilidad y cuidado la naturaleza nos ayuda a encontrar pequeñas y grandes respuestas. Las montañas, los ríos y lagunas, tienen la magia de liberar el estrés y la ansiedad. La conexión del paisaje en un ambiente de paz impulsa el pensamiento, los recuerdos y la imaginación en total libertad. La naturaleza nos ayuda a valorar la maravillosa aventura de existir en armonía.

Ramiro Ruiz R.

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