LA SUPERVIVENCIA INFANTIL

El 23 de octubre de cada año, se conmemora esta fecha que ha sido instaurada por la ONG “Save the Children” con el fin de impedir que infantes menores de cinco años fallezcan, por causas que son previsibles y se pueden evitar.La humanidad se enfrenta a una realidad de múltiples óbices que afectan la supervivencia de la niñez y por ello es indispensable tomar acción; tanto en cada una de las Naciones como en su conjunto.

La niñez no solo que es el futuro, sino es la humanidad, el hoy, el ahora y amerita una condición psicobiológica básica y solvencia estructural para que, la sociedad prosiga su desarrollo de manera positiva.
Uno de los monstruos que no se ha podido evitar, constituye el hambre y como consecuencia de ello, la desnutrición infantil cuyo signo más identificable radica en la microcefalia.

Efectivamente, las cifras del hambre según la Organización Mundial de la Salud, se establecen en los siguientes rubros: “el porcentaje de personas afectadas por el hambre se disparó en 2020 y siguió aumentando en 2021, hasta alcanzar el 9.8 % de la población mundial”. Cuando hablamos de desnutrición, no solo se debe a la pobreza sino, a la falta de atención médica indispensable tanto en zonas urbanas como rurales; por ello en el mundo: “50 millones de niños viven con desnutrición aguda y 8500 fallecen diariamente” por la misma causa.

EN EL ECUADOR. –

En nuestro país, “el 27% de niños menores de 2 años sufre desnutrición crónica. La situación es más grave para la niñez indígena: 39% de infantes la padece. La desnutrición crónica es uno de los mayores problemas de salud pública en Ecuador, siendo el segundo país de América Latina y el Caribe con mayores índices después de Guatemala”.

En Ecuador, la pobreza campea a nivel nacional, en un 32,2% y la pobreza extrema en un 14,9%; esto quiere decir que, aproximadamente 32 de cada 100 ecuatorianos sobreviven con USD 2,80 diarios, la desocupación es otro factor donde, 4 de cada 100 personas en edad de trabajar en el país no tienen un empleo.


image


El trabajo infantil en las zonas rurales y urbes, que ha sido objetado y prohibido desde la Constitución hasta los Derechos Humanos y leyes, persiste por la necesidad de la subsistencia y en no pocos casos, por la irresponsabilidad de sus progenitores. Los índices en nuestro país son: «5 de cada 10 trabajadores y trabajadoras infantiles están expuestos al menos a una forma de trabajo peligroso. «

La incidencia de estos casos en la provincia de Cotopaxi, llega al 76% de niños y niñas trabajadoras. La mayor parte de los casos se debe a exposición al frío o calor intenso (61,3% menciona enfrentar este riesgo), exposición a productos químicos (65,8% de casos), fuego (28,9%), ruido (12%) y confinamiento (12%).

Casi el 82% de los niños y niñas, y el 78% de los y las adolescentes trabajadores se ubican en un hogar en situación de pobreza por necesidades básicas insatisfechas.

Lo grave del trabajo infantil radica en que, especialmente en las urbes, las niñas y niños están siendo utilizados como piezas: en el comercio de la droga, en la guerrilla, en el sicariato, las llamadas vacunas, entre otros delitos; pues, las grandes mafias saben que, al delinquir un infante, las penas son menores. Muchos de estos niños/ jóvenes herederos no solo de la pobreza sino de la violencia familiar e incluso del femicidio.

Los regímenes totalitarios, llamados de derecha o de izquierda, de manera camuflada o directa, avalan desde al menos diez años a la fecha, la disminución de la población infantil y establecen políticas de: anticoncepción, otras abortivas y de marginamiento.

Un elemento que se suma a esta inacción y/o acción negativa identifica, las uniones y matrimonios homosexuales cada vez más permisibles en el mundo entero.

El mensaje ideológico de las nuevas generaciones, ubica también, un rechazo, no sólo a las uniones y matrimonios tradicionales sino, al número de hijos y el boom generacional es a la ausencia de los mismo de manera integral; pues, los estiman como carga, antes que como entes de maravillosa realidad y proyección.

En nuestro país también, la propia nomenclatura en el derecho de familia y de seguridad social, los identifica como -carga- aberración que debe ser eliminada lo más pronto posible.


image


La humanidad siempre ha cualificado y cuantificado la salud biológica y corporal, marginando consciente e inconscientemente la esencia de la vida que constituye la salud mental.

Es oportuno recordar a Jean Paul Sartre quien dijo: “hoy día sabemos como hacer todo excepto vivir”

En este día, la sociedad humana debe retomar el reto intransferible de la educación mínima de los progenitores, de los hogares y de la escuela y colegio, en interacción cotidiana para resurgir una niñez saludable, dueña y hacedora de sueños inclaudicables.
Es necesario un nuevo pénsum donde: la ética, la moral, el servicio público, el servicio privado, el arte, el deporte se sumen a la ciencia y a la técnica y fundamentalmente a la praxis; donde se incluya el respeto a la niñez, a fin de alcanzar una población más noble para el futuro.

Es doblemente oportuno, recordar a Rubén Darío quien dijo: “No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura”.

Dr. Walter Enríquez Vásquez