La hepatitis llega a ser mortal

ENFERMEDAD. Las cinco cepas principales del virus de la hepatitis son las de los tipos A, B, C, D, y E.

La hepatitis es la inflamación del hígado que ocurre cuando se lesiona o infecta, y afecta el buen funcionamiento de este órgano.
Causa una serie de problemas de salud y puede ser mortal. Las cinco cepas principales del virus de la hepatitis son las de los tipos A, B, C, D, y E. Si bien todas ellas causan enfermedad hepática,  se diferencian en aspectos importantes, sobre todo en los modos de transmisión, la gravedad de la enfermedad, la distribución geográfica y los métodos de prevención. En particular, los tipos B y C provocan enfermedad crónica en cientos de millones de personas y, en su conjunto, son la causa más común de defunciones relacionadas con cirrosis hepática, cáncer y hepatitis viral.

Relativa

Se estima que, en todo el mundo, 325 millones de personas sufren hepatitis B y/o C, y para la mayoría de ellas las pruebas y el tratamiento siguen siendo inaccesibles. Algunos tipos de hepatitis son prevenibles mediante vacunación. Un estudio de la OMS determinó que de aquí a 2030 se podrían prevenir unos 4,5 millones de defunciones prematuras en países de ingresos bajos y medianos, mediante vacunación, pruebas de diagnóstico, medicamentos y campañas de educación. La estrategia mundial de la OMS contra las hepatitis, aprobada por todos los Estados Miembros de la OMS, tiene por objetivo reducir en un 90% las nuevas infecciones y en un 65% las defunciones por hepatitis entre 2016 y 2030.

Causas

Existen diferentes tipos de hepatitis, con diferentes causas:
 La hepatitis viral es el tipo más común. Es causada por uno de varios tipos, los virus de la hepatitis A, B, C, D y E. En los Estados Unidos, A, B y C son los más comunes
 La hepatitis alcohólica es causada por el consumo excesivo de alcohol
 La hepatitis tóxica puede ser causada por ciertos venenos, productos químicos, medicamentos o suplementos
 La hepatitis autoinmune es un tipo crónico en el que su sistema inmunitario ataca su hígado. Se desconoce la causa, pero la genética y el entorno pueden influir

Recuadro
Diagnóstico

 Preguntar sobre sus síntomas y su historia clínica
 Hacer un examen físico
 Es probable que le hagan análisis de sangre, incluyendo pruebas de hepatitis viral
 Puede realizar pruebas de diagnóstico por imágenes, como una ecografía, una tomografía computarizada o una resonancia magnética

 Es posible que sea necesario realizar una biopsia de hígado

PROBLEMA. Causa una serie de problemas de salud y puede ser mortal.

Síntomas

Muchas personas con hepatitis A, B, C, D o E tienen solo síntomas leves o ningún síntoma en absoluto. Los síntomas de las hepatitis A, B y C pueden incluir fiebre, malestar, pérdida del apetito, diarrea, náuseas, malestar abdominal, orina oscura e ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular). En algunos casos, el virus también puede causar una infección crónica del hígado que, ulteriormente, puede evolucionar hacia una cirrosis (cicatrices permanentes en el hígado) o cáncer de hígado. Esos pacientes corren riesgo de muerte. La hepatitis D solo se desarrolla en personas infectadas previamente con hepatitis B; no obstante, la infección doble con los tipos B y D puede desarrollar una forma más grave y dar lugar a peores resultados sanitarios, entre ellos una evolución más rápida de la cirrosis. El desarrollo de hepatitis D crónica es raro. La hepatitis E comienza con fiebre leve, disminución del apetito, náuseas y vómitos durante varios días. Algunas personas también pueden sufrir dolor abdominal, escozor, erupción en la piel o dolor articular. También pueden experimentar ictericia, orina oscura y heces pálidas, así como un hígado levemente agrandado y blando, en ocasiones, insuficiencia hepática aguda.

Tratamiento

Existen vacunas seguras y eficaces disponibles para prevenir la infección con el virus de la hepatitis B. Esas vacunas también previenen el desarrollo de la hepatitis D y, aplicada en el momento del parto, reduce enormemente el riesgo de transmisión de la madre al niño. La infección crónica de tipo B se puede tratar con agentes antivirales. Solo una parte de las personas con infección crónica por hepatitis B necesitarán tratamiento. También existe una vacuna que previene infecciones por hepatitis E, aunque en la actualidad no está ampliamente disponible. No hay tratamientos específicos para las hepatitis B y E, que por lo general no suelen requerir hospitalización. El virus de la hepatitis C puede provocar enfermedad aguda y crónica. No hay vacunas para la hepatitis C. Los medicamentos antivirales pueden curar más del 95% de los casos de hepatitis C, con lo que se reduce el riesgo de defunción por cirrosis y cáncer del hígado, pero el acceso a los medios diagnósticos y al tratamiento sigue siendo limitado. (CS)