Aceptar la vejez

Eso que vez allí ¿eres tú?. Yo misma me interrogaba ante la figura que el espejo mostraba, de qué me asombraba si todos los días acudo al espejo y me veo; la razón es que había decidido observarme detenidamente para apreciar las huellas que me dejan las enfermedades que padezco y especialmente las que van dejando los años que son más internas que externas y emocionales.

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Se puede sintetizar las etapas de la vida en 3 momentos: la niñez, la adolescencia o juventud y la vejez o ancianidad, a la que nos referiremos. Hasta la década de los 50 la esperanza de vida eran los temidos 40 años y hoy en día se sitúa en los 65 años debido, entre otros factores, a los índices de mortalidad y de fecundidad, así como una atención más concienciada al adulto mayor.

Según el censo de 2010, este grupo poblacional era de 940.905, lo que representaba el 6,6% de la población total. Un informe del Ministerio de Inclusión económica y social señala que “la mayoría poblacional se encuentra entre los 15 y los 65 años, considerada internacionalmente como “la edad para trabajar”. Lo primero que me mostró el espejo fue mi cuerpo. Me impresionó las arrugas de mi rostro, a las que no les daba ninguna importancia, porque me decían ser parte de mi YO. Retrocedí 7 décadas y me vi con un uniforme de colegiada, peinada con trenzas y una carga de útiles. De niños a jóvenes sufrimos grandes cambios propios de la edad; los juegos infantiles van quedando atrás, en estas edades decidimos qué estudiar y en general nuestro futuro. Esta etapa también está marcada por los cambios hormonales y emocionales.

Cuando niños anhelamos crecer muy pronto e imitamos a los jóvenes, queremos parecernos a alguien en particular; de jóvenes decidimos nuestro rumbo y elegimos el sendero por donde debemos transitar y en la vejez vivirla con la carga que nos traen los años.

Parecería que había discurrido un año desde que mi familia me celebró mi onomástico 70 (Guayaquil, 2019), y de eso ya han pasado tres años. El inexorable paso del tiempo no solo se visibiliza en mi aspecto físico sino en la cantidad de hechos y sucesos vividos en estos años que marcan mi paso por la vida. A veces creemos que el tiempo pasa muy lento y en otras que es muy rápido, pero la verdad es que depende de nosotros mismos saber administrar nuestro tiempo, No debemos extrañarnos de lo que nos ocurra de un momento a otro en nuestro estado emocional, pasamos de la alegría a la tristeza; de la soledad a las ansias de conversar con alguien y tenerlo cerca; de la desesperación a la inacción; de la risa al llanto.

Cuando nuestro pelo se está volviendo cano nos asustamos pues es una alerta temprana de que estamos ingresando a la tercera edad; en los varones, especialmente el pelo se les cae pues muchos, de herencia recibieron la alopecia, que es llegar a la calvicie.

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Tendemos a obsesionarnos con el pelo y una vez por mes vamos a la peluquería para pintarlo del color que esté de moda: verde, zanahoria, morado y todos los que se nos ocurra; las mujeres se tiñen con más frecuencia que los hombres. Ellos, de la edad que sean, gustan hacerse cortes con diseños.Los amantes del perfeccionismo humano consideran a la nariz una parte fundamental de nuestra cara y para lograr una nariz refinada recurren al bisturí.

Con el bisturí podemos modificar todo nuestro cuerpo. Cuando se tiene dinero y vanidad se gastan los dólares que los médicos les pidan por una operación estética especialmente de la cintura, las mamas, el abdomen. Lo fundamental es que no se visibilice el paso del tiempo.

La lucha contra los años la vemos también en la serie de gimnasios o GYM que últimamente pululan por toda la ciudad. Hombres y mujeres acuden a moldear su figura con ejercicios. La nutrición es muy importante para mantenernos saludables; llevar una tabla alimenticia es indispensable para saber qué comer. El temor a la obesidad es una razón para comer alimentos sanos. Todos los excesos que hagamos se van acumulando a lo largo de nuestra vida y muchos de ellos se manifiestan en la vejez.

Al menor síntoma de quebranto de nuestra salud nos preocupamos y buscamos atención médica. Fundamental en nuestra tercera edad es contar con recursos para atención médica pues hay que consultar a cada doctor en su especialidad. La vejez es una condición normal de todo ser humano, que con el pasar de los años se va concienciando de los cambios hormonales de su cuerpo y la aparición de las temidas enfermedades físicas y enfermedades degenerativas e incurables.
Roberto Delgado (+), 85 años, un próspero empresario colombiano residente en Quito, pasó cinco años postrado en una cama víctima de fibrosis de pulmón más accidente cerebrovascular isquémico, por lo cual pasaba postrado en una cama utilizando oxígeno las 24 horas del día y además un gastrotomo para su alimentación.

A Roberto lo atendían dos enfermeras, no se valía por sí mismo ni siquiera para sus necesidades básicas. Acudir a las citas médicas era traumático por la cantidad de cosas a llevar: silla de ruedas, oxígeno, pañal, toallitas húmedas, y más. Pero Roberto estaba consciente de su enfermedad y se tornó en un ser dócil, cariñoso, obediente con seguir su plan de ingesta de medicinas.

Sussex Monasterio, 40 años, nacida en Caracas-Venezuela y de profesión licenciada en enfermería especialista en geriatría y cuidados paliativos es importante que en la atención al adulto mayor participe toda la familia, ya que son fundamentales para su salud emocional. En el país se ha tratado de proteger al adulto mayor mediante la expedición de leyes y programas que tiendan a su beneficio como la Constitución que protege sus derechos, la Ley Orgánica de las personas adultas mayores, ley de protección al adulto mayor. Programas como 60 y piquito, atención integral al adulto mayor, beneficios en el pago de impuestos, servicios básicos, tarifas especiales en compras y otros beneficios.

Pese a todo lo favorable que se obtiene por la edad, hay miles de ancianos en el abandono mendigando para subsistir, pues uno de los problemas fundamentales que afectan a los ancianos es la pobreza. La vejez o ancianidad es la última etapa de vida de un ser humano pero tendemos a tratar de ocultarla, no nos aceptamos tal y como somos.

Para Sonia López, enfermera, 48 años, la vejez no existe y con extremos cuidados podemos vivir muchos años para decir como Pablo Neruda “Confieso que he vivido; o como el premio nobel Gabriel García Márquez: “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la sociedad.

*Juanita López Sarmiento fue cofundadora de este medio de comunicación, pilar fundamental de todos los diez diarios regionales La Hora por cuatro décadas. Guía y Maestra de cientos de periodistas. Nos acompañó como Editora General de todos ellos,Directora Nacional y Presidenta.