Una Asamblea con nuevas oportunidades

Hay aires de refrescante renovación en la Asamblea Nacional que invitan a tener esperanza. La Revolución Ciudadana mantiene, en la práctica, su capacidad de veto, aunque no logró una mayoría que le permitiría emprender reformas sin escuchar a otros bloques. Al otro lado del espectro regional e ideológico, el Movimiento Construye, del asesinado candidato presidencial Fernando Villavicencio, incursiona con fuerza. Es un partido muy diferente al que fue en sus inicios; ahora, conocedor como pocos de los verdaderos mecanismos del poder. La mejor forma de honrar la memoria de Fernando Villavicencio sería dar pie, desde ya, a un debate bienintencionado, con altura e inteligencia, que priorice el futuro del país sobre pequeños destellos de fama en redes sociales.

La sentida ausencia de algunos asambleístas que muchos creían imprescindibles invita a recordar que no todo es mediático y efectista. El país es más amplio que el Pleno, las necesidades son profundas y urgentes. Aunque ciertas escuelas invitan a pensar que todo se reduce al ‘márketing’, la ciudadanía demostró con su voto que quiere soluciones antes que ideología, violencia y revancha.

Queda la interrogante acerca de Pachakutik, pues sería un error suponer que su ausencia, así como la bajísima votación de Yaku Pérez, significa que el movimiento indígena y su capacidad de movilización se han debilitado.

Las elecciones del 20 de agosto abren una interesante oportunidad de relevo generacional. De pronto, a partir del reciente magnicidio, nuevas generaciones y nichos de votantes mostraron un interés por la política que pudo haber virado la elección. Aquellos votantes esperan que esta nueva Asamblea funcione para legislar y facilitar algo de la gobernabilidad que la anterior le quedó debiendo al país.