Solo faltan los ciudadanos

“Poner el hombro” solía ser una expresión que anunciaba malas noticias. Los políticos apelaban a ella cuando necesitaban que la ciudadanía hiciese dolorosos sacrificios que no había hecho nada para merecer. Hoy, tiene una connotación muy diferente; para poder retornar a aquel pasado que la pandemia global nos arrebató, se requiere apenas que acudamos a vacunarnos, que pongamos el hombro.

Duele pensar cuántos fallecidos por covid-19 o cuántas víctimas de pandemias de otras épocas hubiesen querido contar con las vacunas de las que ahora disponemos. Hemos sido testigos de un verdadero milagro de la ciencia y de la organización. En tiempo récord, investigadores de todo el mundo han dado con vacunas efectivas. Tuvimos la fortuna de que existiese la capacidad industrial para producirlas en ingentes cantidades para todo el planeta. Acuerdos globales, mejoras en comunicación y progreso en infraestructura han permitido que lleguen a todo el mundo. En nuestro país, la encomiable voluntad política, junto a una cooperación público-privada digna de aplauso, han permitido concretar un programa masivo de vacunación que parecía imposible. El último paso, el ejercicio cívico que nadie puede llevar a cabo por uno, es acudir a vacunarse. No hay excusa para no poner el hombro.