La pitahaya ecuatoriana experimenta un crecimiento sin parangón. En apenas un año, dobló su exportación. Con más de dos mil hectáreas destinadas a su cultivo, lidera la categoría de frutas no tradicionales entre los productos que Ecuador exporta. Además, los productores aún aguardan la próxima apertura del mercado chino, gracias al acuerdo comercial, lo que podría catapultar las ventas de pitahaya de forma exponencial.
Desde su introducción, la pitahaya no ha parado de crecer, romper récords y abrir mercados. Detrás de estos éxitos, hay una serie de buenas prácticas que ilustran el potencial agroexportador del país. Se trata de un producto que requiere una inversión significativa, más allá de la tierra, y abundante trabajo y cuidado, lo cual calzó bien en un país con suficiente mano de obra en busca de empleo y un sector agroexportador dispuesto a correr riesgos.
Ecuador cuenta con una ventaja geográfica, por la relativa cercanía y facilidad de acceso a las zonas agrícolas. Esto ha permitido que el producto se extienda por diferentes provincias y regiones, y que genere trabajo y valor agregado en zonas alejadas de los tradicionales centros económicos. Las condiciones locales de suelo y clima dotan a la pitahaya nacional de un sabor y aroma únicos, lo que constituye garantía de un nicho en el mercado. Además, desde un inicio, los productores han sido cuidadosos en obtener valiosas certificaciones internacionales y registrar una denominación de origen.
Es alentador pensar cuántas oportunidades más, como esta, aguardan ser descubiertas.