Lecciones del expresidente Álvaro Uribe

Pocos líderes pueden jactarse de haber llevado a cabo un proceso de pacificación y recuperación de la seguridad como el que condujo el presidente Álvaro Uribe en Colombia entre 2002 y 2010. Se hizo cargo de un país en el que la narcoguerrilla lucía invencible y controlaba amplios territorios, y entregó uno en pleno crecimiento económico y con el terrorismo militarmente derrotado. Sin embargo, como enfatizó en su entrevista exclusiva con LA HORA, el campo militar y policial fue apenas una de las facetas que contempló su plan de Seguridad Democrática; el desarrollo y las oportunidades fueron igual de importantes.

Uribe advierte que, en un inicio, tal y como sucede ahora en Ecuador, la presencia de soldados y los triunfos militares suelen valerle una gran simpatía popular al Gobierno. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, si es que eso no viene acompañado de mejoras en oportunidades y bienestar, la gente se cansa. En ese sentido, se tornan especialmente importantes las metas pequeñas —concretas y medibles—, que sirvan de hitos para marcar el progreso que se está viviendo. Ecuador necesita urgentemente establecer objetivos de esa índole, sobre todo con respecto a zonas como Esmeraldas o Durán.

Destacó igualmente el compromiso de los sectores más pudientes en la financiación de la seguridad. Sin embargo, ello requirió comités que vigilaran el buen uso de los recursos y la inclusión de incentivos tributarios para inversiones en zonas vulnerables. Una vez que hubo credibilidad, todo fue más fácil. En estos tiempos de contribuciones especiales e impuestos a mansalva, esa es una lección que también puede resultar útil en Ecuador.