Unas cuantas mentiras en campaña

Christian Pérez

En las tertulias que mantenía con mi abuelita, ella me decía que nuestros políticos se identificaban con una frase muy pintoresca: “yo te ofrezco y ve quien te cumple”. Y sí, nuestros políticos y la mentira, en nuestro país, lamentablemente son palabras inseparables, y quienes cumplen con sus ofrecimientos son una excepción.

En esta corta campaña política para las elecciones para la Presidencia se han escuchado propuestas tan descabelladas que resultan ser un insulto al derecho y al sentido común.

Sí, quien ofrece volver a la Constitución Política de 1998 realizando una “consulta popular”, miente descaradamente; o siendo más compasivos, diríamos que está mal asesorado. La Constitución de 2008 ha tenido avances significativos en el desarrollo de derechos y garantías, por lo que tomar medidas regresivas no solo es un imposible jurídico sino que también atentaría a un sinnúmero de instrumentos internacionales de derechos humanos.

Sí, quien ofrece acciones para disminuir la inseguridad en base a la persecución, vigilancia y estigma de criminalidad en contra de las personas de una nacionalidad específica, engaña a su electorado no solo con la intensión de ganar votos, sino también para aumentar el sisma social, ya que no se puede combatir a la delincuencia criminalizando y discriminando.

Sí, quien ofrece combatir a la delincuencia organizada copiando “modelos exitosos” que no son más que espejismos ya que sus resultados son maquillados, escondiendo bajo la alfombra las graves violaciones de derechos humanos que se cometen en nombre de la ansiada seguridad, él te engaña, ya que no se pueden aplicar recetas autoritarias, aprovechándose de su popularidad insana, para convencernos que el Ecuador estará mejor.

En definitiva, hoy más que nunca se necesita un voto reflexivo, que mire más allá de los afectos o desafectos apasionados. Dar el apoyo a algún candidato por llevarle la contra a otro o adoptar el voto nulo ideológico, son decisiones que nos trajeron malos gobiernos. No repitamos la historia.