Un pacto por la impunidad

Carlos Arellano

Un concierto a favor de la impunidad se orquestó desde la actual Asamblea Nacional. Esta decisión legislativa nos recuerda que ni el tiempo ni la renovación de sus integrantes han permitido rescatarla de la inmoralidad en la que vive.

En una sesión que duró hasta la madrugada del 10 de marzo, la Asamblea decidió indultar a 268 personas. Algunos de los indultados son los orquestadores del golpismo que el país vivió en octubre de 2019. Otros de los favorecidos enfrentan procesos legales por rebelión, tráfico de tierras, secuestro y más.

No, no son perseguidos políticos, son amigos de las principales fuerzas legislativas que buscan imponer una agenda para que la corrupción de los 14 años del “correísmo” y del “morenismo” quede en la impunidad y tomarse por asalto las otras funciones del Estado.

En octubre de 2019 varias de las principales ciudades del Ecuador fueron secuestradas y vejadas. Por ejemplo, durante varios días Ambato sufrió el corte del suministro de agua potable, el corte de energía eléctrica de las antenas repetidoras ubicadas en el cerro Pilisurco, el cierre de sus principales vías, robos en zonas residenciales y más.

En otras ciudades los violentos provocaron la muerte de dos mujeres en un incendio, secuestraron a decenas de miembros de las fuerzas del orden, agredieron sexualmente a mujeres policías, violentaron a un periodista, saquearon, robaron, destruyeron el patrimonio histórico, quemaron edificios públicos y más.

Se estima que las pérdidas económicas bordearon los 900 millones de dólares y provocaron la pérdida de miles de puestos de trabajo. Algunos de los orquestadores de esta barbaridad emplearon recursos públicos con el fin de romper el orden democrático durante las manifestaciones que exigían la derogatoria del decreto ejecutivo 883 que eliminaba los subsidios a los combustibles.

Se entiende que, tras este combo de amnistías, se consumó un pacto entre dos de las principales fuerzas políticas de la Asamblea Nacional: UNES y Pachakutik. Tarde o temprano seremos testigos de los acuerdos que alcanzaron estas organizaciones.

¿Es posible reconciliar un país sin verdad y sin justicia? No.

Jamás olvidaremos a esta Asamblea que permitió que la impunidad sea su carta de presentación.