Turno de Lasso

Agustín Sánchez
Agustín Sánchez

Pensábamos que el octubre negro de 2019 había sido un caso aislado donde diversos sectores de la sociedad descargaron su ira ante la desigualdad e injusticia aupada por políticos amantes del caos.

Las consecuencias jamás sanaron, las cicatrices de los enfrentamientos perduran en una sociedad cada vez más polarizada por discursos que colocan en bandos a las “clases”. Pronto se cumpliría uno de los pedidos de aquel momento “fuera Lenín fuera”, si, el “pueblo” se pronunció mayoritariamente en la urnas, eligiendo al actual presidente.

Personaje incómodo, pues venció a la línea oficialista que había gobernado por más de una década, y cuya actividad económica resulta mala palabra en este país “la banca”. En medio de una caótica pandemia que puso al mundo de cabeza, el gobierno tuvo su mayor acierto, un plan masivo de vacunación que nos permitió reactivarnos económica con mayor celeridad frente a países de la región, situación que no fue capitalizada políticamente y que se diluyó frente a efectos inflacionarios relacionados con la guerra en Ucrania, de lo cual poco se dice por parte de quiénes alimentan la confrontación.

Llegaría el momento de poner al presidente contra las cuerdas, ¿por qué? Porque si bien no daba resultados esperados, principalmente en inversión pública y programas sociales, las finanzas se saneaban apoyadas en un importante incremento del precio del petróleo, y allanaba el camino para lo que sería la época de cambio, muy tarde. Había que apurar el caos, para tal cometido los detractores necesitaban calentar las calles, escogieron como carne de cañón a la Conaie (a quienes sometieron duramente cuando fueron gobierno), con una consigna derrocar al presidente y anticipar elecciones, aprovechando el desgaste de quién los venció en las urnas, para así recuperar el poder absoluto en un temprano proceso electoral. Todo aparentará que venció el hartazgo popular, escapándoseles que en esta intentona golpista, se ha puesto en evidencia un plan macabro que contradice sus pretensiones, como la destrucción de bienes destinados a la seguridad pública y ataque armado contra las fuerzas del orden, mientras meses atrás el país demandaba seguridad, y así un listado interminable de actos que nos deben avergonzar como ecuatorianos y nuestro reducido nivel de resolver conflictos.

Ese juego de sacar presidentes para satisfacer un clamor de cierto sectores, erosiona por completo las bases democráticas de un Estado, si la democracia claudica en esta ocasión seguiremos sometidos aquellos amantes de la división, anarquía y corrupción. Hoy es el turno de “Fuera Laso fuera”, ¿mañana le tocaría a Borrero?