“Flores ahumadas”

Andrés Pachano

“…No deseo abrir la boca / a que podría cantar? / A mí, a quien la vida odia, / tanto me da cantar que callar…”.

Esta voz omnipresente de Nadia Anjuman, poetisa afgana muerta apedreada por su marido en el año 2005 por el delito de querer ser libre, ha cobrado vigencia en la sociedad mundial, cuando talibanes se han hecho de su tierra y la previsión del terror, de un desate de odio, inunde de sangre las áridas praderas de Pastunes y Hazaras.

Hoy esta valiente voz, tempranamente acallada, ha vuelto con fuerza a gritar el dolor de ella, dolor que es el de todas las mujeres, de todo un pueblo, que se consume en el miedo. (Confieso que antes no he conocido la literatura de Anjuman, recién la descubro difuminada y dispersa por las redes sociales).

Dolorosa y contradictoria coincidencia: en estos días precisos en que el mundo -a instancias de la UNESCO- conmemora el “Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición” (en alusión a la insurrección de los esclavos de agosto de 1791 en la colonia francesa de Santo Domingo, en ese entonces la Isla Española del Caribe, hoy Haití), el repugnante pavor a la atroz esclavitud para la mujer, agota las páginas de los medios de comunicación del mundo: el retorno de la abyecta y despiadada Burka, con todo lo que de infame representa; ha vuelto a la sociedad afgana y desata una dolorosa diáspora de su pueblo, que huye de la cruel intolerancia de la misoginia talibán. Y el mundo impasible: ¡solo habla y se horroriza de las cruentas imágenes de humanos que caen de aviones atestados de seres que huyen!; y una sociedad de naciones diletante: ¡agota solo verbos!.

Mientras tanto, la burka será la infame carcelera de rostros, cuerpos y voluntades; quien se revele, será acallado por la lenta muerte por lapidación; así se ha silenciado antes la voz de  Nadia Anjuman luego de decir:

“…Ay, el festín del opresor / Me ha tapado la boca. / Sin nadie a mi lado en la vida / ¿a quién dedicaré mi ternura? / tanto me da decir, reír, morir, existir. / Yo y mi forzada soledad / con mi dolor y mi tristeza. / He nacido para nada…”.

Que no se silencien a las Nadia’s del mundo y a sus dolientes “Flores Ahumadas”.