La seguridad: punta de lanza con dos extremos

Giuseppe Cabrera

El Gobierno ha logrado la victoria en nueve de 11 preguntas presentadas en la consulta popular, en mi anterior entrega, señalaba cómo Daniel Noboa necesitaba ganar todas las preguntas para ser el candidato a vencer, por lo que, con este resultado se da maniobra y aire por un año, pero, no se garantiza una reelección sencilla o segura. Con ese panorama, la seguridad será, al igual que el año pasado, la causa transverlizadora de las elecciones, no se dejará de lado el empleo o la salud, pero, siempre se resolverá con soluciones articuladas o derivadas de solucionar la crisis de seguridad que vive el país.

Una acertada gestión en materia de seguridad durante el tiempo que le da de gestión, le asegura a Noboa entrar al proceso eleccionario derribando rivales teniendo de frente la punta de lanza que le dé una buena gestión combatiendo la inseguridad, será la lanza que mida la distancia entre él y sus candidatos y le permitirá dar el primer golpe a sus rivales, manteniéndose distante de los ataques que estos intenten propinarle pero, a la par, esta victoria en la consulta también es un cronometro hacia atrás que sigue corriendo mientras le pide al Gobierno resultados visibles y sostenidos, para mejorar la percepción de seguridad de las personas, especialmente en delitos, como la extorsión, las estafas y los robos a casas y viviendas, más allá de las muertes violentas que pudieron haberse reducido en un primer momento. Ante ese escenario, la lanza de la seguridad tiene otro extremo afilado que apunta al corazón del Gobierno y que puede ser empujado por los opositores, si la expectativa depositada por la gente no se ve llena por la administración de Daniel Noboa.

La consulta ha puesto una carga sobre el Gobierno, la responsabilidad de cumplir con su palabra, pues han depositado su confianza en el Ejecutivo, pero, principalmente en las Fuerzas Armadas y ahora la gente espera resultados reales pues, las excusas y límites constitucionales han sido sorteados y, solo esperan soluciones. El Gobierno tiene el tiempo en contra y su futuro en 2025, puede ser la victoria o el ostracismo dependiendo lo bien que sepan gestionar lo urgente y aplazar lo necesario.