Sobre el teletrabajo

El teletrabajo no es un concepto acuñado al panorama actual. El trabajar remotamente, desde casa, es una practica que se ha estado llevando a cabo durante años en el sector tecnológico y en ciertos puestos técnicos. Bien es verdad, que la pandemia ha acelerado la adopción de esta modalidad de trabajo. Hasta el mes de mayo 286 mil trabajadores del sector público, y 168 mil del sector privado, en el Ecuador, se encontraban en teletrabajo.

Las experiencias con esta modalidad son variadas. Supone un ahorro en movilizaciones, el poder compaginar mejor la vida laboral con la familiar, flexibilidad en los horarios, contribuye a evitar aglomeraciones vehiculares en horas pico, y, bien organizado, mejora la productividad. Por estas razones muchas empresas consideran seguir bajo esta modalidad incluso después de la pandemia. Por otro lado, sus detractores señalan que se aumentan los niveles de estrés debido al aumento de la carga laboral. Además, las pequeñas empresas tendrían dificultades para contar con los recursos para trasladarse a una modalidad de trabajo remota.

Otros de los elementos importantes que supone el teletrabajo es la deslocalización laboral. Existe un campo de profesionales que trabajan para empresas situadas en un lugar, pero residen en otro, bien sea en otro país u otra ciudad. Un efecto positivo supone el abaratamiento de propiedades, ya sean viviendas o locales, en las zonas céntricas de cada ciudad. Al tener menor necesidad de vivir en una zona céntrica para acceder a sus lugares de trabajo, las personas optaran por zonas menos pobladas y con mejores precios. Esto es un efecto muy importante, ya que el precio de la vivienda a nivel global ha llegado a unos niveles inasequibles. Lo negativo de la deslocalización laboral es que, a nivel internacional, las empresas locales no podrán competir en salarios con las empresas de otros países, con la consecuente fuga de talentos.

[email protected]