Salud, por lo mejor del 2023

Salud, por lo mejor del 2023
Álvaro Peña Flores

Álvaro Peña Flores

Se mira con nostalgia, se contempla con expectación, se observa con crítica, se analiza con fundamentos, es una temporada en la que, como todos los fines de año, se agradece, se sonríe, inclusive se maldice. Evaluar el año es una práctica muy común en todos aquellos a quienes nos hemos puesto metas, retos, propósitos y anhelos. Todos, absolutamente todos, anhelamos bendiciones, bienestar, seguridad, amor, trabajo.

¿Qué pasa cuando todo esto no se cumple ni de cerca? Nace la frustración, el rechazo y el deseo de echar la culpa a los otros. Es un sentimiento natural dada nuestra naturaleza humana y, por supuesto, entendible, siempre y cuando sea momentáneo o temporal. Bailar, comer, tomar y, en suma, celebrar que se termina un año y que comienza otro es, por decir lo mucho, agradecer; a Dios, a la vida y a las personas que fueron parte importante de nuestros procesos y nuestro crecimiento.

Es el día y la noche en la que se nos olvida todo. Las deudas, el infortunio, la situación política y social del país, los desamores, existe un solo objetivo: celebrar. Ha sido un año de promesas incumplidas, de procesos no sanados, de trabajos obtenidos, de ascensos, de muerte, de enfermedad y hasta de desgracias, pero forma parte de este azaroso ciclo que se llama vida. En el abrazo de año nuevo que desperdigamos a los nuestros va inmerso el deseo de salud y bienestar. ¡Que nos vaya bonito!

Empieza un nuevo ciclo para retomar, reemprender, recapitular. De hecho, la vida se torna más interesante cuando las circunstancias nos obligan a reinventarnos formas y maneras de mejorar, de aportar y de amar. Seguro el próximo año culminaremos muchos de nuestros proyectos, que seguro, serán el inicio de otros mejores. De eso se trata la vida. De estar atento a lo que Dios y la vida nos presenta para acrisolarnos como seres humanos. Feliz 2024.

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