Publicidad barata y de la otra

Jaimel López

La publicidad es un mecanismo que conduce a varios puertos, muchas veces a  adquirir bazofias y a creer en lo que  nos dicen,  porque viene adornada de fulgores, colores, sabores que atrofian el sentido común- que muchos no lo tienen –y que si no se la examina como hay que hacerlo, nos vuelve individuos propensos a las compras que perforan bolsillos y vuelven grilletes a las tarjetas de crédito, al individuo lo llevan a  soportar demandas  sin caer en cuenta y cuando quiere reaccionar, asoma la insolvencia y la destrucción de miembros familiares como prólogo de una agonía que no puede detenerse.

Enfrentar la publicidad, en distintos niveles, requiere mucha capacidad administrativa y financiera, para asimilarla como herramienta de trabajo que puede rendir beneficios, muchas veces a la comunidad de la que somos parte, ponerla en práctica requiere principalmente de honradez, pulcritud, ética y estética, y no llegar a la publicidad barata y de la otra, de la ilegal, que como sabemos todos, no existen jueces en muchos parlamentos mundiales que la castiguen, que la eliminen y que condenen a sus autores. Las propagandas pre-electorales, las elecciones, son de los muchos campos  que existen en el mundo, donde la publicidad es ama y señora, para  que sus ejecutantes  la usen para instaurar la corrupción y los populismos degenerados,  que convierten a  las comunidades en pueblos que son juzgados como ignorantes e irresponsables.

Es invevitable analizar nuestra realidad preelectoral, cercana a las próximas elecciones, como muestra deplorable de la publicidad barata y de la ilegal que empieza a decorar los montes, paredes, muros, postes, que son marcos de las vías de circulación. Las imprentas fabricantes de carteles bien lo saben, pero es su negocio y no pueden negarse a imprimir saludos navideños y augurios para el próximo año, así como la fotografía de la sonriente candidata que como si fuera su firma, al pie de la misma, se auto titula como Alcaldesa 2023, de manera ilegal e inmoral. Ni más, ni menos, revelando la calidad de sus asesores que de llegar a ser elegida, no le van a ayudar a distinguir lo ilegal y lo incorrecto, peor a utilizar frases y expresiones que no ofendan a los electores.