Pregunta 3: reducción de asambleístas

Giuseppe Cabrera

Paradójicamente el Presidente que cuando era candidato planteó que la disyuntiva era dictadura o democracia, hoy propone una consulta que laceraría elementos esenciales de la representación como núcleo esencial de la democracia.

La pregunta 3 sobre la reducción de asambleístas, que aparenta ser una buena idea, por la deficiente labor de nuestros asambleístas, las oscuras motivaciones de sus votos en el pleno y su incapacidad por plantear soluciones reales a los problemas que aquejan a los ecuatorianos; la realidad es que, de ganar el sí en esa pregunta esas deficiencias se profundizarían.

Al menos 10 provincias del país pasarían a tener representaciones únicas, donde se escogería un asambleísta por provincia, básicamente todas las provincias de la Amazonia, sumado Galápagos, Bolívar y Carchi.

En esas provincias, la voluntad de un sector sería la única representada, un solo legislador incapaz de condensar la diversidad ideológica y cultural de la provincia; los pueblos y nacionalidades indígenas serían los principales afectados, al encontrarse dispersos entre diferentes provincias y delimitaciones geográficas, con el porcentaje de su población lograban entrar por el número que se repartían, quedando una sola, quedarían excluidos de esa repartición de escaños.

Las provincias pasarían a ser solo azules o rojas, significando que quienes piensan distinto no tengan una voz en el legislativo y dando la ilusión de provincias que son conservadoras o progresistas en su totalidad por el legislador que saldría electo, generando desafección política en quienes votan por un tendencia distinta y nunca la vean representado en el país del órgano parlamentario.

Otra cuestión fundamental sería cómo las grandes urbes como Quito y Guayaquil seguirían manteniendo entre 15 a 19 legisladores acaparando más las decisiones en el centralismo y callando las voces de las periferias, que gracias a su unión han logrado leyes amazónicas o regionales que representan sus intereses. Esto, en adición a que el número de legisladores nacionales pasarían de 15 a 30, una sábana de asambleístas que principalmente vendrían de Quito y Guayaquil y a los cuales la gente votaría en listas cerradas.