PDOT sin enfoque de derechos

Cecilia Chacón
Cecilia Chacón

El Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT), es el instrumento de planificación de los gobiernos seccionales parroquiales, cantonales o provinciales que, según la norma, deben ser actualizados o elaborados para el diseño estratégico del territorio y obviamente toma como materia prima a las demandas y necesidades facilitando la gestión concertada y articulada de todos los actores institucionales y sociales.

Los PDOT se fundamentan en las competencias de los GAD y que hoy están caminando a toda prisa para cumplir los requisitos. Muchos concretan sus PDOT con consultorías costosas, otros consideran al PDOT como una actualización de obras y proyectos con consultas amplias, que no se sabe si todo lo que reciben como demandas le corresponde responder, y otros por el contrario están tan enfocados en las competencias que olvidan que hay un diez por ciento a destinarse a grupos de prioritaria atención.

El desarrollo es un enfoque de gestión territorial que trabaja en las potencialidades, en las fortalezas humanas, técnicas, ambientales, culturales, económicas y productivas; busca el equilibrio para cerrar las brechas de desigualdad, sin embargo, los PDOT carecen del enfoque que humanice no el papel que los sostiene, sino la práctica y asignación presupuestaria que evidencie la integralidad del cambio.

Los PDOT no son humanizantes, no recogen las necesidades diferenciadas de las mujeres, de los sectores de prioritaria atención. Sus metodologías carecen de un esfuerzo técnico y de compromiso por develar que toda demanda debe estar mediada por el interés de resolver los desafíos que limitan a las mujeres y grupos de prioritaria atención por alcanzar el desarrollo.

Por ejemplo, los PDOT no observan las demandas de atención para luchar contra las violencias de género, desnutrición crónica infantil, suicidio infantil, deserción escolar, derechos sexuales y reproductivos. Si su PDOT no enfatiza en estos intereses significa que aún no tiene PDOT.