Países fuertes

¿Se han preguntado por qué muchos países han llegado a ser potencias mundiales con una excelente calidad de vida y economías saludables?

Hay casos que valen la pena mencionar, el primero es el de Alemania que después de la Segunda Guerra Mundial quedó devastada, la infraestructura de sus ciudades destruida, industrias aniquiladas, escasez de alimentos, familias arruinadas, con proliferación de epidemias y para colmo de males fraccionada entre la parte occidental capitalista y la parte oriental comunista que duró como 30 años.

Y aquí viene lo interesante porque pese a todo esto Alemania resurgió de las cenizas hasta convertirse en una super potencia económica, una población disciplinada, austera e impresionantemente trabajadora, una política de estado enfocada en el desarrollo privado como el motor de impulso que catapultó a este país a situarse nuevamente como una nación poderosa en todo sentido.

Otro caso ejemplar es el japonés que después de la guerra perdió algo así como el 42% de la riqueza nacional y un 44% de la capacidad industrial, de igual manera ciudades y familias devastadas, hambruna, enfermedades y con dos bombas atómicas encima en menos de cinco días, pero que logró recuperarse de una manera asombrosa y en el lapso de 20 años consiguió reconstruir su economía y convertirse en una potencia industrial y económica, igualmente gracias a una disciplina de la población, austeridad y una mentalidad extraordinaria enfocada en el trabajo y en el sacrificio, amparadas por políticas económicas de apertura de capital y reformas industriales que les permitieron asombrosamente resurgir.

Mientras tanto en Latinoamérica seguimos creyendo en el Che Guevara, llorando si nos quitan los subsidios, esperando que el Estado nos regale todo y aquí cae perfecta una frase que leí en estos días: «Los tiempos difíciles forjan hombres fuertes, los hombres fuertes crean buenos tiempos, los buenos tiempos crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles.»