María Belén Bernal

Carlos Arellano

La decisión de localizar a la abogada María Belén Bernal y encontrar al presunto responsable de su desaparición, tomó impulso cuando el gobierno del presidente Guillermo Lasso fue acorralado por los cuestionamientos ante la falta de celeridad y por las graves omisiones y errores cometidos al interior de la Escuela Superior de Policía Enríquez Gallo.

¿Por qué actuó tardíamente el gobierno? Por la arremetida ejercida desde las redes sociales y por la angustia de una madre que buscaba con desesperación a su hija. Sin el poderío de las redes, éste sería un caso más que reposaría en el olvido.

Durante las tareas de búsqueda de la joven abogada, varias organizaciones sociales que compartían la causa de Elizabeth Otavalo (madre de Bernal) exigieron respuestas al gobierno. Sin embargo, el secretario Diego Ordóñez, sin un mínimo de sentido común ni de empatía con la familia de la desaparecida, catalogó a este pedido como un acto de desestabilización política.

A la par, el Ministro del Interior, Patricio Carrillo, intentó justificar éste femicidio como “un delito pasional”. Las palabras de Carrillo y Ordóñez revelaron la tibieza de las acciones emprendidas; incluso, sus  expresiones manifiestan poco interés por sancionar a todos los responsables.

¿Por qué el presidente Lasso calló ante estas indignantes declaraciones de sus ministros? Porque el actuar de los secretarios de Estado representa su visión. Esto evidencia que de nada sirve la existencia de un ‘Sistema Nacional de Erradicación de Violencia de Género’ mientras nos gobiernen varios misóginos.

Por otro lado, sin pretender caer en el perverso círculo de generalizaciones, este infausto acontecimiento ha relucido –nuevamente- la actuación inequívoca de varios miembros de la Policía Nacional. Quienes, a pesar de estar obligados a garantizar la seguridad interna de un país y de proteger a los ciudadanos, están inmiscuidos en actos que no están apegados a la Ley.

Hostigados por la inseguridad provocada por la delincuencia común y el crimen organizado, con un gobierno atado de manos, sin esperanza de mejores días y tristemente amparados por una fuerza pública que incumple con sus responsabilidades constitucionales, ¿qué futuro tendremos en éste infierno llamado Ecuador?