Ser humano versus animales

Más oxitocina, menos cortisol
Más oxitocina, menos cortisol

Andrés Ojeda Sotomayor

La supervivencia alimentaria del hombre primitivo estuvo limitada a las actividades de cosecha y a zonas geográficas reducidas donde recolectaba los frutos de la tierra. Al descubrir la caza, pudo sustentarse de mamíferos grandes como el mamut, que se extinguió por el consumo excesivo. El aporte proteico de la carne, le dio mayor energía y masa corporal para desplazarse a territorios más extensos. Domesticó animales menores y a otros los empleó en la labranza. También los confinó a las granjas para obtener leche, huevos, carne, y derivados. La fauna silvestre tampoco se salvó de la mano antrópica como si se tratara de recursos inagotables, incurriendo en la cacería indiscriminada y tráfico de especímenes exóticos. En esa línea de tiempo antropocentrista, los impactos generados llegaron a límites insostenibles. Homo sapiens se adjudicó la superioridad hacia los animales, pero tiene una deuda pendiente por haberlos sometido a un rol utilitario que suplió prácticamente todas sus necesidades.

Todo el dominio y ego humano sobre la fauna fue heredado de las antiguas generaciones. Cambiar los modelos arcaicos amerita tareas que reconozcan sus derechos como seres sintientes y sensibles. Mis puestos de trabajo me han permitido luchar y alzar la voz por los que no tienen voz, pues no tienen la capacidad de manifestarse ante el hombre y reclamar por todas las vulneraciones que sufren. Esa mística también implica encontrarse con vacíos legales para poder impulsar directrices en contra del uso de animales en protestas sociales; maltrato animal en zoológicos; protección de especies silvestres; defensa de la fauna urbana, mascotas abandonadas y perros callejizados. Solo si reparamos a conciencia nuestras acciones frente a los animales, veremos la luz hacia una coexistencia más biocentrista, armónica y pacifista con los demás seres del planeta Tierra.

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