Más oxitocina, menos cortisol

Más oxitocina, menos cortisol
Más oxitocina, menos cortisol

Andrés Ojeda Sotomayor

El organismo produce sustancias químicas que tienen el control de ponernos bien o ponernos mal. Prácticamente rigen la vida humana. La melatonina propicia el sueño, la serotonina el apetito y el humor, o la adrenalina que se eleva en momentos de tensión. El cortisol, la hormona del estrés, se regula gracias a la oxitocina, la hormona de la felicidad y del amor. Se segrega en el hipotálamo, junto al cerebro y se libera por la glándula pituitaria. Los neurocientíficos indican que estimula la empatía, la confianza y la parte afectiva, siendo que en pandemia los lazos afectivos fueron suprimidos por el distanciamiento social. La oxitocina es gran coadyuvante del bienestar, la paz interior y el equilibrio emocional; factores infravalorados dentro del relacionamiento humano. Se activa escuchando a los demás, meditando, en situaciones íntimas de pareja, compartiendo entre amigos, viendo una serie entretenida, escuchando música relajante, en contacto con la naturaleza y las mascotas, o haciendo actos de bondad con los más necesitados.

¿Has escuchado sobre las personas vitamina? Son afectuosos por naturaleza. Caen bien a los demás. A pesar de sus luchas internas y sus mecanismos de defensa, transmiten buena energía y manejan una actitud positiva ante la vida. En lugar de estresarte, juzgarte o criticarte, te suman, aportan paz y vibras altas. Vivimos en una sociedad intoxicada de cortisol generando fracasos, miedo, desconfianza, ansiedad, depresión y pensamientos negativos. La oxitocina en cambio es terapéutica porque ayuda a combatir infecciones, inflamación, fortalece el organismo, así como los sistemas celular, cardiovascular, inmunológico y nervioso. Hay palabras y acciones que son curativas, pero también pueden causar el efecto contrario porque tienen el poder de sanar o de destruir; lo que va a ser determinante para caer en un «bache» o en una «tumba».

[email protected]