La probidad de los candidatos

La probidad del CNE en estas elecciones
La probidad del CNE en estas elecciones

Lindon Sanmartín Rodríguez     

“Llegó el momento de trazar una línea muy clara, de aquí para allá están los narcos políticos del Ecuador y de aquí para acá la democracia; y, en el 2023, debemos votar por la democracia y dejar que se queden en el basurero de la historia los narcos políticos”, fue la dura advertencia que realizó el pasado 23 de octubre el Presidente Guillermo Lasso Mendoza ante la situación que vive el país.

Esta advertencia, los movimientos y candidatos han permanecido silenciosos. Quién de los candidatos se atreverá a transparentar su patrimonio económico familiar de hace 50 años, me atrevería a decir que posiblemente uno o dos lo haría el resto de seguro, que no tendrá la hombría ética y moral de justificar sus ingresos, ojalá me equivoque.

Pero la advertencia no solo implica que los movimientos puedan ser financiados con dineros del narcotráfico, más bien está enfocado a dar a conocer quiénes son los militantes y candidatos que podrían tener nexos con grupos dedicados al narcotráfico y delincuencia.

La participación política en Loja, debería dar el ejemplo al país y al mundo de que dichas candidaturas no están contaminados por estos males de la sociedad, como los dice públicamente el Presidente Guillermo Lasso. Hemos visto jovencitos saltar de la cuna a la arena política, sin tener siquiera un conocimiento de “Política”, peormente de activismo, lo que estamos observando son ciudadanos que sin ruborizarse se presentan solamente para que los conozcan, porque ni en su familia saben la trayectoria que tienen.

La única presentación es “Los cartones” de maestrías que han seguido, algunos con los dineros de los ecuatorianos y otros se han financiado con sus propios recursos, pero lo principal que se han olvidado es de formularse la pregunta personal ¿quién soy?, ¿quién es mi familia?, ¿Por qué soy candidato?, estas preguntas simples, pero con una profundidad en la probidad del ciudadano “político”.

No olvidemos que la confianza y el prestigio de la función pública, se la asume con respecto.

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