El estigma del error

La paz mental no tiene precio
La paz mental no tiene precio

Eduardo Puertas Gallardo

Desde generaciones anteriores, el actual modelo educativo ha hecho eco de un paradigma tradicionalista, enfocado en cuanto se sabe, a como se repite lo aprendido y a la capacidad de mantenerse quieto en los pupitres. Daniel Goleman (1995) publicó un libro que supone una perspectiva más funcional en cuanto a desarrollar un mejor nivel y condiciones de aprendizaje. La inteligencia emocional junto al paradigma constructivista son dos proyecciones metodológicas que aún se están intentando implementar en las aulas educativas, sin embargo, aún hay muchos casos en los que se enseña y evalúa en función de la repetición de contenidos, de citar lo que otras personas piensan, de razonar a parámetros lineales de pensamiento y a estigmatizar el error como inadmisible. Nuestra cultura educativa está proyectada a no tolerar el error, haciéndonos creer que equivocarse es la falta de seguir el camino señalado. Se nos ha enseñado a que equivocarse, se debe a la falta de obediencia en la forma de ver las cosas, es por esto que existe un temor generalizado a emprender o intentar hacer algo por nuestra cuenta, ya que existe ese miedo silencioso a equivocarse y ser señalados por los errores cometidos. En otras palabras, una de las razones por las que en Latinoamérica no se gestan innovadores de la talla de Jobs, Musk, Bezos, etc. es por el temor a equivocarse y al estigma que trae consigo. Los hermanos Wright antes de su primer vuelo, erraron más de 150 veces, Thomas Edison se equivocó más de mil veces antes de su gran logro, los grandes músicos, deportistas, pintores, escultores, etc. se deben haber equivocado muchas veces antes de lograr la excelencia. El error es parte del aprendizaje, es una manera de saber cómo no hacerlo, de ahí la importancia de la disciplina hasta lograr el propósito.

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