Álvaro Peña Flores
A propósito de los Juegos Olímpicos, el Ministerio del Deporte ha lanzado una campaña que me parece muy interesante, cuyo mensaje principal dice: “Demostremos que Ecuador tiene hinchas”, en el que nos muestra la calidad de nuestros deportistas y las disciplinas que ahora como en ningún otro tiempo se han destacado a nivel nacional e internacional. Es innegable la alegría que Richard Carapaz nos dio el fin de semana pasado al coronarse ganador de la medalla de oro en la categoría de ciclismo, cuyo triunfo ha generado más de una reacción al menos de forma negativa respecto de sus declaraciones sobre el apoyo recibido.
Como es obvio, triunfos como estos generan un sinnúmero de emociones de alegría, gratitud, capacidad y resiliencia; pero tras de esto hay muchísimo esfuerzo que vale la pena analizar. Ecuador no ha sido por tradición ciclista, el fútbol dentro de sus limitantes y precariedades ha predominado como deporte estrella en el país; pero los resultados que éste nos ha dado han sido realmente decepcionantes, considerándose que es la disciplina que mayor atención económica tiene, a lo que más hemos llegado, fue a ocupar el tercer lugar en el Mundial de Fútbol Sub 20 en el 2019.
Hoy, con dos medallas olímpicas de oro, ganadas a pulso con mero esfuerzo personal y privado, cuyo mérito es eminentemente propio, vale la pena que los gobernantes presten mayor atención al sistema deportivo que se maneja en el país. Si bien es cierto, el fútbol amasa millones de dólares con los estadios llenos; el ciclismo, el atletismo, el tenis, la natación, el boxeo y demás disciplinas también mueven ingentes cantidades de dinero; es por ello, que se necesita reformar la estructura deportiva del país. Así como la ciencia, la tecnología y la educación, dicen mucho del nivel de desarrollo de los pueblos, el deporte como actividad nacida en el olimpo hace miles de años también indica que un país es desarrollado.