Eddy Arrobo Rodríguez
El país constantemente sigue convulsionando con el perverso y repulsivo accionar de la mayoría de sus “honorables” asambleístas, quienes sumisos doblan las rodillas a las imposiciones de las agendas mafiosas de los verdugos de los partidos políticos y sin conciencia de patria conspiran con el único objetivo anarquista de desestabilizar al país.
En estos días, en la ciudad de Quito, fue notoria la presencia de los mismos que en octubre del 2019 caotizaron al país, destruyendo calles, plazas e incendiando algunas instituciones del Estado, los cuales fueron amnistiados 268 personas en combo, por parte del “gran circo” llamado Asamblea Nacional.
Lo que se tiene claro en el país de la impunidad, es que nuestros representantes cada vez traicionan a su pueblo, no les importa ni les interesa crear leyes contra la delincuencia, ni mejorar los problemas básicos de la sociedad como lo es salud, trabajo, educación, etc.
La ciudadanía está indignada al ver la falta de liderazgo de su primer mandatario, el cual es el responsable de rodearse y mantener en puestos claves de las diferentes carteras del Estado a una caterva de trúhanes que lo ponen en mal predicamento con sus simpatizantes, quienes ven cómo se esfuman las promesas incumplidas de contar con un gobierno que satisfaga sus demandas postergadas.
Con este accionar los poderes ejecutivo y legislativo han perdido la brújula y la credibilidad, sus actuaciones dejan ver que solo velan por su propio interés, ya que la agenda, el acuerdo, el plan, programa, proyecto y el compromiso por crear mayores y mejores condiciones de vida para su gente NO EXISTE, lo que prevalece no es el sentido común, sino el fin de conseguir impunidad y la defensa a ultranza de quienes están inmersos en casos de corrupción de sus respectivos bandos.