Y empieza una nueva era en nuestra historia, una lucha cuesta arriba, con todos los indicadores en rojo, y con una oposición, que, a pesar de sus declaraciones de apoyo a Lasso, todos sabemos que estos corruptos solapados, disfrazados de izquierdistas, especialistas en pescar a rio revuelto, en su gran mayoría, solo desean el fracaso de un gobernante, que aparece como el único capaz de sacar al país del hueco económico, institucional y moral, que nos legaron los dos últimos gobiernos.
Las libertades están de regreso, claro está, que habrá que observar los movimientos de Lasso en ese cometido, pues, si bien es cierto, que el futuro económico de nuestra patria, se encuentra en nuestro comportamiento exportador hacia un mercado de 7.400 millones de personas, y como somos un país de pequeños productores en un 92%, fácil es deducir, que, o nos convertimos en esclavos de las grandes corporaciones, las que no han tenido un comportamiento muy solidario con los pequeños productores, o se inicia un proceso agresivo de desarrollo asociativo y cultural, para incorporar a miles de asociaciones de productores, en el camino hacia un desarrollo de toda la sociedad en su conjunto.
El discurso “muy social demócrata” de posesión, nos muestra a un presidente que parece haber entendido que la derecha ya no puede ser la misma, y se espera que su entorno, también lo comprenda y lo practique. La reducción del Estado, del déficit, de la absurda tramitología y de la corrupción, acompañada de una óptica más patriótica de las entidades financieras, deberá irse implementando, una vez estemos pronto todos vacunados.
Es de esperar, que el país esté atento a las actitudes de los grupos instigadores y trolls de los gobiernos salientes, o los consabidos “atrasapueblos”, que abundan en las redes sociales, para encasillarlos donde se merecen, en el basurero de la historia, y brindar el apoyo que Lasso requiere.
No olvidemos que una nube del falso izquierdismo ensombrece el desarrollo de Latinoamérica, y la carta de la esperanza nacional regional para conservar la libertad, el desarrollo y la moral como la anhelamos, es que el nobel gobierno haga una magnífica gestión.