Las contradicciones del presidente

Christian Pérez

La semana pasada fue políticamente agitada. El revés electoral, sumado con las denuncias de corrupción y vínculos con el narcotráfico, obligaron al presidente a hacer un llamado al diálogo nacional con los líderes sociales y políticos a fin de lograr condiciones de gobernabilidad para lo que le resta de gobierno. Pero, los principales partidos políticos reaccionaron negativamente a esta posibilidad, alegando que ya hubieron anteriores acercamientos con acuerdos incumplidos.

En una actitud desesperada y desatinada, el presidente optó entonces por la confrontación. Así, desconociendo todas evidencias que han sido mostradas, arremetió en contra de cierto medio de comunicación digital por, según él,  “manipular la realidad y tratar de mancharlo” al acusarlo de tener vínculos con una estructura delincuencial organizada dentro del gobierno.

Así mismo, criticó a la Función Judicial y expuso los nombres de jueces que, a su modo de ver, han actuado de manera “ilegal” en sus decisiones, tomado él un rol acusador y juzgador sin darles, al menos, el derecho a la defensa. Acusó, por ejemplo, de liberar a Junior Roldán, líder de “Los Choneros”, olvidando que la SNAI), que es parte del mismo Ejecutivo, emitió varios informes favorables calificando su buena conducta y tampoco apeló a la prelibertad otorgada mediante habeas corpus.

También, en una muestra de poder, generó el traslado del personal de investigación de la Policia Nacional asignado a la Fiscalía General del Estado, quien ya tuvo avances en investigaciones de posibles hechos de corrupción en los casos Encuentro, Pandora Papers, Gabela, DHRUV, Bernal y Petroecuador.

Por último, entró en conflicto de intercambio de insultos con su otrora aliado político con cuyo apoyo llegó a la presidencia, el líder social cristiano Jaime Nebot, cuyo desenlace rayó en lo cómico.

En definitiva, el presidente vive en una constante contradicción entre lo que desea, dice y hace, lo que ha ido desgastando su credibilidad y legitimidad, al punto de tomar fuerza la iniciativa de juicio político que podría costarle su cargo.