La perpetua exaltación de la opinión

La perpetua exaltación de la opinión
La perpetua exaltación de la opinión

Álvaro Peña Flores

Lo que gratuitamente se afirma, gratuitamente se niega, dice José Antonio Marina, filósofo español, haciendo referencia a la coyuntura social que el mundo está viviendo con respecto a las opiniones que todos vertemos. Destaca dos factores que predominan hoy, frente a la forma en que hablamos de la verdad.

La primera es, la perpetua exaltación de la opinión. Pienso lo que pienso, porque quiero. Con esto se ha convertido en infructuoso debatir, porque lo hacemos con base en opiniones mal fundadas, sin argumentos ni razonamientos lógicos. La opinión pública, en el sistema democrático, se convirtió en poder público y con ello el derecho a decir lo que pensamos por el simple hecho de percibirlo como tal. Ante esta tendencia Gustave Le Bon (Psicología de las masas) dice que una de las características de las masas, lugar al que pertenecemos, es la sugestión excesiva, fenómeno que nos mantiene expectantes, contagia los cerebros y, por ende, se convierte en emocionalmente potente. El objetivo del sistema actual, es mantener las masas estúpidas, ignorantes y marginadas.

Con esto, se llega al segundo factor que es, el impacto que las nuevas tecnologías han generado en la opinión pública. Con el nacimiento de las redes sociales y las tecnologías de la información, se gestó una gran variedad de influencers y consejeros que con clips y videos publicitarios cortos generan impacto en el pensamiento de quienes los miran. Esto es una pieza esencial para el adoctrinamiento y la persuasión. Sin embargo, para el crecimiento de la sociedad y el desarrollo de la verdad, no ha ayudado mucho. Es necesario volver a la fuente, a los libros, los buenos libros y la buena educación. Con esto se fomentará el pensamiento crítico y fundamentado. También se podrá reconstruir la democracia y la armonía social, con la verdad como bien sublime.

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