La igualdad como principio social

La igualdad como principio social
Vicente Maldonado Quezada

Vicente Maldonado Quezada

A lo largo de la historia, son muchos los estereotipos sociales que se han creado y que han llevado a la discriminación. La desigualdad no es solo un problema de una región, sino del mundo entero, y existe la necesidad de ubicar a la igualdad en el centro de las agendas de desarrollo de todo país.

La atención a la desigualdad es importante, no solo porque es injusta, sino porque es ineficiente e insostenible. No es solamente un valor ético profundo que debe ser el objetivo final del desarrollo, sino también un problema económico que es insostenible porque no permite promover capacidades para la innovación y la productividad.

Muchas personas creen que la igualdad se trata de que todas las personas que habitamos este planeta tengamos un mismo nivel económico o social. En realidad, este concepto va más allá; se trata del respeto al resto de personas y de intentar que todas tengan las mismas oportunidades para autorrealizarse y poder hacer de sus vidas algo con significado y satisfacción.

Promover una mayor igualdad no solo ayuda a garantizar los derechos sociales y culturales de las personas, sino que es condición necesaria para acelerar el crecimiento de la productividad, internalizar y difundir la revolución digital, y transitar hacia la sostenibilidad ambiental.

La igualdad es eficiente porque genera instituciones inclusivas y una cultura que recompensa la innovación y el esfuerzo. Fortalece las democracias y el papel del Estado en la provisión de bienes públicos, da acceso a las capacidades y oportunidades, y se vuelve importante para enfrentar la revolución tecnológica y para impulsar el desarrollo.

Todos los pueblos, sin distinción alguna, tienen derecho a vivir con dignidad y a gozar libremente de los frutos del progreso y desarrollo social, fundamentándose en el respeto a la dignidad y al valor de la persona. Asegurar la promoción de los derechos y la justicia social requiere la eliminación inmediata y definitiva de todas las formas de desigualdad y de explotación, de colonialismo, del racismo y de toda otra política e ideología contrarias a los principios y propósitos que percibe la sociedad.

Es entonces que debemos encaminarnos a la continua elevación del nivel de vida, tanto material como espiritual, dentro del respeto y en el cumplimiento de los derechos sociales y de las libertades fundamentales.

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