Juramento a la bandera

Juan Francisco Mora

Ayer fue un día especial para el país, la juventud colegial renovó su compromiso de respeto y lealtad a la bandera de Ecuador.

Provoca mucha emoción ver la frescura y la energía de la juventud al cumplir este acto simbólico de identidad nacional, para con su patria y sus símbolos.

Al mismo tiempo, ver el fervor cívico que el juramento a la bandera despierta en los jóvenes, nos provoca una serie de reflexiones alrededor de la relación entre el país y sus nuevas generaciones.

¿Cómo fortalecer en los chicos el sentido de pertenencia ciudadana al país? Cuando la mayoría de sus fuentes de información provienen de un mundo globalizado en franca homogenización cultural.

¿Cómo sostener de manera permanente en ellos este ímpetu temporal de la conmemoración cívica de juramento a la bandera? Cuando el país en el que están viviendo no es la promesa de bienestar que sus padres les hicimos.

La sociedad ecuatoriana enfrenta en estos momentos un reto histórico: dar argumentos y razones a su juventud para seguir creyendo en la construcción de un país del cual sentirse orgullosos.

Darles argumentos reales para que se queden, para que sean el renovado motor de desarrollo de este territorio, para sean la savia nueva que haga crecer a su patria.

El resto de ecuatorianos estamos moralmente obligados a hacer lo necesario para que el juramento que la juventud hizo a su patria no sea un acto carente de significado, sino que logremos reconstruir la nación para demostrarles que vale la pena luchar por poner nuevamente en pie a Ecuador.

Que la conmemoración cívica del ‘Día de la Bandera Ecuatoriana’ sacuda a la sociedad y nos recuerde la responsabilidad colectiva de crear condiciones de bienestar y buen vivir para nuestros jóvenes.