Jugándonos el futuro

Iván Paredes V.

El país se encuentra en terapia intensiva. El caos, la delincuencia, corrupción, son el pan de cada día, del que, en algún momento era considerado un “paraíso para vivir”, donde la tranquilidad, respeto, educación, bondad, era la envidia de sociedades vecinas al borde de la decadencia; pero, todo aquello cambió a raíz de un gravísimo error en elegir como Primer Mandatario a un sujeto que no tenía la experiencia política, no conocía de la realidad social; es más, nunca tuvo ideología política, base necesaria para enrumbarnos y definirnos como adeptos de un pensamiento, la convulsión del momento, conjuntamente con la escasa y nula figura de un líder nacional, hizo que ciertos personajes le nombren para que inicie la barbarie que, hasta el día de hoy estamos atravesando.

Llegó el momento inesperado, compuesto de esa tensión, preocupación y hasta temor de escoger al representante del país para los próximos dieciséis meses, mismos que nos proyectaran para un futuro de paz y bienestar o, de caos, terror y corrupción, la decisión está en las manos de los ecuatorianos votantes que tienen que elegir y saber elegir; de lo contrario, deben aceptar que serán los responsables del desastre como Nación, y que, hasta la actualidad son quienes nos llevaron hacia el camino del narcoterrorismo, la corrupción, el individualismo, la polaridad social, el desorden. Tal vez, no tengamos de donde escoger, pero siempre existirá el camino con mayor luz y claridad, no podemos equivocarnos, porque entregaríamos la gobernabilidad y el poder político por los próximos cincuenta años, a individuos que no han demostrado tener solidaridad y amor con sus conciudadanos, solamente, con el dinero y la chabacanería, que definen claramente su proceso familiar, genético, educativo. Recordemos que “las sociedades tienen los gobernantes que se merecen”;  entonces, queremos vivir en delincuencia y caos o, con libertad, trabajo y cordialidad.