Andrés Ojeda Sotomayor
El reciente Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Ecuador y China, podría traer beneficios económicos importantes para ambas naciones. Pese a ello, es una alianza que resulta altamente preocupante, pues no pueden excluirse los impactos ambientales significativos que podrían desembocar en una sobre explotación sin precedentes de los recursos naturales. Ecuador es conocido por su mega biodiversidad de ecosistemas, especialmente la selva amazónica e Islas Galápagos. Sin embargo, la apertura del mercado a China ampliaría la actividad extractiva y sus posibles afectaciones a la diversidad biológica así como a las comunidades que dependen de estos recursos para su subsistencia.
Existe la amenaza que el TLC fomente prácticas comerciales poco sostenibles como la deforestación ilegal, pesca indiscriminada y contaminación industrial. China es conocida por su alta demanda de madera tropical, mariscos y minerales; lo que implicaría mayor presión sobre los hábitats frágiles si no se establecen normas adecuadas de control y regulación. Asimismo, están los impactos potenciales sobre el cambio climático, al ser un acuerdo que aumentaría considerablemente el transporte marítimo y aéreo de mercancías, incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero. La expansión de infraestructura asociada al comercio, como puertos y carreteras; también podría expandir el deterioro ambiental.
El gobierno ecuatoriano deberá tomar medidas de mitigación para reducir los riesgos y asegurar que el tratado se maneje de manera amigable y respetuosa con el ambiente. Esto podría incluir la implementación de políticas conservacionistas de cumplimiento estricto, la promoción de prácticas comerciales sustentables más la inversión en tecnologías limpias y renovables. El TLC tiene el potencial de impulsar el crecimiento económico y fortalecer los lazos comerciales entre ambos países, pero también exige una gestión responsable del comercio internacional que garantice un futuro próspero tanto para las finanzas como para la naturaleza.