Honor y gloria a la clase trabajadora

Honor y gloria a la clase trabajadora
Eddy Arrobo Rodríguez

Eddy Arrobo Rodríguez

En homenaje al grupo de obreros denominados “Los mártires de Chicago”, quienes en el año de 1886 protestaron por exigir mejores condiciones laborales, cada primero de mayo se suman millares de trabajadores, asalariados, empleados, productores, comerciantes, emprendedores y toda la clase honesta y laboriosa cuya principal actividad es su calidad de trabajo, los mismos que, en las plazas y calles del mundo, alzan su voz como sinónimo de esperanza y dignificación por conseguir sus anheladas y bien merecidas conquistas sociales.

En este día de honor y gloria, de concientización de clases, es insoslayable no recordar sus sacrificios, sus luchas y logros transcendentales de la clase trabajadora que lograron cambiar el rumbo de la historia, entre las que se destacan: el derecho a organizarse, jornada de ocho horas, mejoras salariales, vacaciones, derecho a huelga, mejores condiciones en seguridad y salud laboral, entre otras. Pues su legado sigue vigente ya que su victoria no es el resultado de la mera casualidad, más al contrario su fortaleza radica en su amplia heterogeneidad, unión, compromiso, solidaridad y complementariedad.

Por cierto, siempre se deberá asumir la responsabilidad de reivindicar el rol del trabajo como herramienta para la movilidad social ascendente en toda sociedad, el mensaje es claro, hay miles de hombres y mujeres que no quieren que nadie les regale nada, que no quieren dádivas, peor caridad; lo que quieren es con su propio esfuerzo llevar el pan a su casa y ser los gestores de su propio desarrollo, razón por lo que urge que dirigentes gremiales y sindicatos se replanteen en sus visiones, ya que han perdido credibilidad e influencia en las decisiones de gobiernos inhumanos, que han traído consigo la precarización laboral.

Hoy más que nunca, los trabajadores tienen que estar férreamente unidos, ya que cuando se dividen las consideraciones y los derechos se vulneran, por esta razón ¡Viva el trabajador! y tengamos presente el calificativo por parte de J. Martí: “El trabajo embellece, el trabajo disciplina, el trabajo nutre; la pereza encoleriza y enloquece”.