Estudiar o beber

Iván Paredes

Por pedido de nuestros asiduos lectores que, preocupados por el desenvolvimiento social, la convivencia en tranquilidad y armonía, la imagen de nuestra querida ciudad, pero, sobre todo, por la salud y protección de la juventud que a un futuro no muy lejano será la encargada de continuar con la hidalga sucesión ambateña, hemos considerado prudente que todos, en especial, las autoridades busquen soluciones inmediatas a este problema universal.

Se han reiniciado los estudios presenciales en las universidades y, con ello, mayor responsabilidad y compromiso, porque el fin perseguido es tener profesionales con altos valores éticos y morales orgullo de la ciudad; pero, observar en vías y espacios públicos a jóvenes, muchas veces con sus mochilas, que demuestran ser universitarios, ingiriendo licor, y que, en ciertas ocasiones los espectáculos son denigrantes, tanto para la persona, la familia y sociedad. Universidad y docentes, tienen la tarea de guiar y aconsejar a sus estudiantes, indicando que dichos actos no son propicios para su formación académica; es más, desvalorizan a la institución que notablemente lleva el nombre de nuestra respetable ciudad; los padres deben demostrar la preocupación y cuidado de sus hijos, priorizando su seguridad física y personal, de lo contrario, los resultados son irreversibles, sin descartar la dignidad de la familia como eje fundamental; y, las autoridades, deben realizar un control guardando el respeto debido de los jóvenes que beben licor en los alrededores de la universidad; por lo tanto, hacemos un llamado al señor Alcalde, Doctor Javier Altamirano que, como ex catedráticos que fuimos, sabemos de las consecuencias que acarrea la ingesta de licor en los estudiantes universitarios: disminuye su claridad al pensar, altera su comportamiento, etc.

Ya lo dijo el poeta nicaragüense, Rubén Darío, en 1905 “Juventud Divino Tesoro” ¡ya te vas para no volver…!