Entre la espada y la pared

Carlos Arellano

Con un tono nada reconciliador se presenta Leonidas Iza, actual presidente de la Conaie. Dice que el diálogo no ha dado frutos, que el incremento del precio de los combustibles no se detiene. Manifiesta que es contrario a la explotación petrolera, pero exige gasolinas subsidiadas desmereciendo el impacto ambiental que provoca el extractivismo.

El dirigente se niega a entender que el precio de los combustibles poco incide en el precio de los productos de la canasta básica. No comprende que la ola inflacionaria que sacude al país es producto de factores externos como la guerra entre Rusia y Ucrania, la inflación mundial por el exceso de emisión monetaria, la escasez de materias primas, etc.

Las protestas que arrancaron esta semana confirman que Iza pretende imponer con violencia un plan de gobierno que perdió en las urnas. Recordemos que las manifestaciones de octubre del 2019 provocaron muertos, heridos, pérdidas económicas que bordearon los 800 millones de dólares, la destrucción de 90.000 puestos de trabajo y más. El octubre negro no impidió que en el 2020 el subsidio a los combustibles se reduzca hasta congelarse en el último trimestre del 2021.

Por otro lado, Guillermo Lasso está acorralado por un movimiento enardecido que no entiende razón y, por una Asamblea que fácilmente podría destituirlo alegando grave conmoción interna. La intentona golpista que fuera denunciada con anticipación empieza a tomar forma, pero la burbuja en la que vive el presidente le impide entender la realidad.

Un nuevo Gobierno no cambiará las condiciones de vida de la mayoría de ecuatorianos. Con o sin Lasso, la inflación no cederá, los indicadores sociales no mejorarán, el crimen organizado continuará causando zozobra.

La crisis que atraviesa el país requiere del accionar de todas las funciones del Estado en conjunto con las organizaciones sociales, el sector privado, la academia y la sociedad civil. Sin embargo, el diálogo y los consensos se emplean cuando todo está perdido.

Mientras el Ecuador sobreviva entre el terror que provoca un dirigente social y la incapacidad de un presidente que no entiende los reclamos de un país que se desangra por la inseguridad y la falta de oportunidades, la democracia está en peligro.