Eddy Arrobo Rodríguez
El ser humano no es un ser solitario, por el contrario, es un ser social que busca vivir en comunidad, asociarse con sus iguales, compartir intereses similares y perseguir ideales comunes, de ahí la relevancia que tienen en la vida cotidiana los sindicatos, gremios u asociaciones.
Al hilo de lo mencionado, el Estado debe respetar, proteger y garantizar el derecho a la libertad de asociación, la libertad sindical y el derecho de sindicación, en concordancia con lo manifestado en el art. 66 numeral 13 de la Constitución, que garantiza el derecho de asociarse, reunirse y manifestarse en forma libre y voluntaria.
Así pues, las asociaciones se estructuran bajo estatutos y normas legales con principios cooperativos, como el ingreso de forma libre y voluntaria, aportaciones personales que les da la categoría de socios activos. Las asociaciones han sido y son parte fundamental en los diferentes procesos de luchas sociales, razón por la que se han convertido en el instrumento idóneo para defender su actividad, desarrollar mejoras laborales, hacer conocer sus intereses y defenderse mutuamente frente a posibles atropellos.
En este sentido, considero que debe rescatarse la asociatividad gremial, ya que es la fuente donde nacen y se hacen los futuros actores sociales, los cuales tendrán como misión el respeto, fortalecimiento y cumplimiento de los derechos sociales que tiene la población, concomitantemente sus directivos estarán en la obligación de ser el ejemplo a seguir, de estar debidamente capacitados y contar con una formación sólida en valores, con lo cual se dará sostenibilidad y garantías a quienes son parte de estas agrupaciones sociales, que son vitales en el desarrollo y progreso.