Día Internacional de la mujer

Christian Pérez
Christian Pérez

El próximo 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer; pero, ¿cuál es su origen?

A manera de contexto histórico vale mencionar que la primera huelga de mujeres se desarrolló el 8 de marzo de 1857, con cientos de trabajadoras textiles de Nueva York marchando en contra de sus condiciones laborales inhumanas y de los salarios bajos que recibían que eran inferiores hasta en un 70% en referencia a los hombres. Esta movilización fue reprimida brutalmente por la policía y las manifestantes fueron detenidas.

Posteriormente, el 25 de marzo de 1911,123 trabajadoras textiles de Nueva York, murieron en el interior de la fábrica Triangle Shirtwaist, donde se desató un incendio del que no pudieron escapar porque las puertas estaban cerradas, muestra de sus precarias condiciones laborales, evento que marcó un antes y después en la historia de las mujeres trabajadoras en todo el mundo.

Es así que en 1977, en conmemoración a estos hechos históricos, la Organización de las Naciones Unidas proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Pero, ¿este día se debe celebrar?

No, nada que celebrar. En nuestro país, este día no pasa de ser un recordatorio de la deuda que mantiene el Estado frente a los derechos de las mujeres. En efecto, de las cifras que se disponen del año 2022, la Alianza Feminista para el Mapeo de los Femicidios en Ecuador, reportó que hasta el 15 de noviembre del año pasado, existieron 272 muertes violentas de mujeres por razones de género, 152 feminicidios por delincuencia organizada, y al menos 85 femicidios, de cuyas víctimas, 109 mujeres eran madres y 9 se encontraban en estado de gestación.

Como se ve, no hay motivos de celebración ya que los derechos de las mujeres aún no pueden ser respetados, protegidos y garantizados por el Estado. Cabe, sí, la conmemoración para recordar la deuda histórica que no se subsana con la creación del Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos sin el presupuesto necesario para su adecuado funcionamiento, y peor aún con el derrumbe de edificaciones para construir otras con “enfoque de género”, haciéndose gala de ignorancia.