Desconexión laboral

agustín sánchez
Agustín Sánchez

Un amplio debate involucran las nuevas formas de trabajo que, a raíz de la pandemia por el COVID-19 se instauraron en nuestro diario vivir desplazando a los métodos laborales tradicionales.

La Ley de Apoyo Humanitario cuyo objetivo fue mitigar los impactos que trajo consigo la crisis sanitaria mundial, ya incorporó al teletrabajo como una forma de trabajo mediante el uso de tecnología y comunicaciones sin necesidad de la presencia física ni un sitio específico para el desarrollo de actividades del trabajador. Sin duda algo que en otros lugares no era novedad, pero que en nuestro país ha exigido un proceso de adaptación y acoplamiento normativo constante.

Si bien el teletrabajo dinamiza la contratación al reducir costos relacionados con espacios, insumos, y reduce impactos en la movilidad, contaminación y consolidación familiar, y permitió que varias actividades productivas no cesaran completamente durante el aislamiento, constituye una necesidad evaluar las desventajas que esta modalidad laboral puede generar. Una de sus principales desventajas es lo que muchos psicólogos han denominado como el “efecto túnel”, que se refleja como una sensación de soledad y aislamiento del teletrabajador al suspender o minimizar el contacto físico con sus pares o clientes, lo que requiere entonces tomar acciones sobre aspectos de seguridad ocupacional.

Otro de los situación que se convirtió inmediatamente en una sobrecarga para los teletrabajadores fue precisamente esa batalla interna de producir mientras se pueda ante una incertidumbre generalizada, irrumpiendo espacios para las distintas actividades que equilibran la vida del individuo. Esto ha exigido que el ente rector de trabajo constantemente emita directrices reconociendo el derecho de “desconexión” precautelando su salud integral, recreación y equilibrio personal y familiar. Si bien en ocasiones resulta necesario extenderse en las actividades laborales, debemos reconocer que en los tiempos actuales las amenazas para la salud emocional constantemente vienen a agudizarse, por lo que no solo que constituye un derecho la desconexión laboral, sino una necesidad para fortalecer y desarrollar una vida de calidad en ámbitos también indispensables para el ser humano.