Cuando se colegisla desde el escritorio

Christian Pérez

El proyecto de Ley Orgánica que Garantiza la Interrupción Voluntaria del Embarazo en casos de Violación fue aprobado por la Asamblea Nacional como un derecho para estas víctimas, sin embargo, este fue vetado por la Presidencia de la República con 61 objeciones a los plazos para el acceso, la objeción de conciencia, los requisitos, entre otros artículos.

En efecto, respecto a la naturaleza, el veto manifiesta que el aborto por violación no es un derecho, por lo que no se debería “garantizarlo”, sino “regularlo”, ya que es una excepción a la punibilidad del aborto consentido en general.

En referencia a los plazos de acceso, el texto aprobado por la legislatura determina que este aborto puede practicarse hasta las 12 semanas de gestación, con excepción de las niñas, adolescentes y mujeres de la ruralidad e interculturalidad, puesto que para ellas se amplía el plazo hasta las 18 semanas, mientras que para las mujeres con discapacidad no existe plazo. El veto de la Presidencia unifica el plazo a 12 semanas en todos los casos.

Respecto a la objeción de conciencia, el veto presidencial incluye aquella institucional, esto es que los hospitales privados pueden objetar, dejando a las víctimas sin posibilidad de acceder al aborto legal en estas instituciones “objetoras”.

Finalmente, el texto de la Asamblea Nacional establece como requisito para acceder a este aborto solamente llenar el formulario único; mientras que el veto identifica como requisitos la denuncia formal o una declaración juramentada o un examen médico.

En definitiva, las objeciones realizadas por el Ejecutivo “regula” el acceso a este aborto, estableciendo trabas normativas a un mecanismo de reparación que podrían dificultar su ejercicio a aquellas niñas, adolescentes y mujeres que no se enmarcan en la lógica de quien legisla desde el escritorio, esto es aquellas de la ruralidad, con discapacidad o en situación de pobreza. El Estado perpetua la revictimización, ya que un hombre imponiendo sus creencias, “regula” un mecanismo de reparación que beneficia a las mujeres.