Consulta popular y referéndum

Jaime López

Inmersos en los despelotes provocados por el rescate de Glas de las ambiciones groseras e insultantes de AMLO mexicano, debemos reflexionar sobre el  voto que debemos  depositar el 21 de abril.

El Ecuador que todos amamos no debe ser manipulado como se lo ha hecho desde hace rato, empezando cuando  la barbaridad del  siglo veinte y uno y su careta de socialismo, cubrió de marañas la corrupción de una administración Estatal que se la multiplicó en Ministerios, Direcciones, Organismos con nombres tecnocráticos,   propugnando la muerte de partidos políticos que no  le convenían al jerarca y sus cómplices, transformando al país  en un colectivo lleno de falsas esperanzas, donde los interrogantes decoraban las protestas y las amarguras que  nos decían en todo momento, ¡en que país vivimos, carajo!   Basta de ser borregos e integrar ese porcentaje de lavados el cerebro y fabriquemos respuestas que le digan al mundo  globalizado, que aún estamos, que integramos una sociedad  donde las ideologías tradicionales tienen que enfrentar su desaparición, en lugar de abrazarse porque los carteles y narcos, especialmente radicados allá donde está el mexicano, para propugnar que países como el Ecuador  sean castigados y eliminados por desobedecer a sus mandatos.

La  consulta y el referéndum y el voto afirmativo deben  ser   un  impulso para ir adelante,  sin olvidar que las equivocaciones cometidas para  convocarlas, tienen que  estar presentes ratificando que el  peor defecto de ser es   olvidar los errores que no permiten estar donde el presente  exige. Hay que respaldar al Presidente Noboa, para que en frente lo que viene luego que no se debe callar, la situación de la señora Abad, como Vicepresidenta, madre de un hijo   detenido para ser  juzgado, no es un caso de fácil resolución. La candidatura que Noboa ya la proclamó para  la próxima elección Presidencial, no puede embarcarle en un vehículo guiado por el odio y el rencor. La elección de los  mandatarios y sus gestiones no pueden ser para que de  pronto asome en una ventana una señora cuyo apellido  permite, sin faltar el respeto a su origen, que Cuesta arriba y con un pañuelo cubriendo su cabeza, pretenda traernos los postulado de las madres de la Plaza Argentina, que  desde hace rato ya  fueron descubiertos que no siguieron   su camino inicial. El Presidente Noboa no puede constitucionalmente equivocarse y eso es lo que todos  esperamos.