Emily Torres Larriva
Como lo han mencionado varios medios de comunicación, “la posesión de Noboa es prioridad” debido a los temas urgentes que como país debemos resolver, el gobierno tibio de Lasso, vive sus últimos días, y ante el escenario crítico del Ecuador no podemos esperar más.
La crisis económica, la inseguridad, la violencia y el desempleo viene desfallecida por los apagones que dejan a los ecuatorianos parqueados en medio de un panorama realmente preocupante.
La falta de circulante se siente en los mercados, en los negocios populares y en el bolsillo de las familias que necesitan cambios inaplazables.
Lamentablemente, la inseguridad ha cerrado miles de negocios en el país, el salir a las calles sigue siendo un atentado para la vida, los emprendedores prefieren guardar en el colchón lo poco que tienen, y, la salud un sector inhóspito donde crecen las quejas del mal servicio.
La esperanza está puesta en el nuevo presidente, un hombre aparentemente desconocido, de expresión serena, hijo de un gran empresario y con poca experiencia en la política, hoy tiene en sus manos una dura batalla contra el narcotráfico, las mafias y la pobreza creciente, los ojos en él están puestos, y el país se ha jugado por un personaje “joven” haciendo eco de la necesidad de gente nueva, gente diferente, íntegramente deslindada de los partidos clásicos que están en deuda, optimistas, de que nazcan nuevos espacios, libres de todos aquellos que tanto daño han causado a nuestro pueblo.
Los ciudadanos estaremos vigilantes porque hoy más que nunca necesitamos que las palabras del joven empresario se materialicen: “Mañana empezamos a trabajar por este nuevo Ecuador para reconstruir un país que ha sido gravemente golpeado por la corrupción, la violencia, el odio”. No hay tiempo para más errores, no hay tiempo para más mentiras, queremos un nuevo mañana, en donde los sueños de los compatriotas se puedan plasmar, queremos dejar atrás el miedo, las vacunas e inseguridad.