Diana Luzuriaga Vera
Estamos por finalizar el año 2022 y considero oportuno compartir con ustedes estimados lectores una información fundamental para iniciar un nuevo año con conciencia de siembra y así obtener los resultados que realmente deseamos en nuestra vida. Me refiero a una ley que es muy fácil de entender en el plano agrícola “lo que siembras cosechas”. Sin embargo, en el plano espiritual y mental, por alguna razón la olvidamos y luego nos preguntamos ¿por qué me pasa esto? Para descubrirlo y cambiar nuestro presente y futuro de forma contundente, es necesario evaluar nuestros actuales logros o fracasos, ellos son el fruto de nuestros pensamientos y acciones del pasado.
Lo creas o no, ésta es una ley, no hace ninguna diferencia de clases, género, raza, ni sexo, no puede ser cambiada ni manipulada, no hay forma de escapar de ella, lo único que podemos hacer es entenderla y usarla a nuestro favor. Está en funcionamiento constante al igual que la ley de la gravedad. Entenderlo nos permite tomar el control y decidir exactamente qué queremos para nuestra vida.
Muchos son los versículos en la Biblia que apoyan esta ley, lo que demuestra la sabiduría que contiene, por ejemplo: Corintios 9:6. “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”; Gálatas 6:9. “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo lo cosecharemos si no nos damos por vencidos”.
En estas fechas generalmente expresamos nuestros mejores deseos de salud, amor, paz y prosperidad. Mi propósito es que sea una realidad, usemos este conocimiento para lograr esos objetivos que estamos esperando. Empecemos a sembrar en nosotros y esa semilla germinará también en los que nos rodean. Es mi sincera aspiración que los principios aquí expuestos, sean aplicados para el beneficio de cada uno de ustedes y que el 2023 sea el punto de partida que nos lleve al éxito en lo personal y como sociedad.