Para ser más feliz

Ruby Mena Melo

Ruby Mena Melo

Si te preguntan si eres egoísta, seguramente respondes que no. Pero si te preguntan si conoces a alguien egoísta, es posible que se te ocurran miles de nombres.

Tanto los hombres como las mujeres son egoístas por naturaleza. Así lo dijo el filósofo británico Thomas Hobbes. Cuando somos niños se nos enseña a compartir porque naturalmente queremos todo para nosotros. ¿A qué niño no le cuesta dejarle a otra persona su juguete favorito?

Ser llamado ‘egoísta’ es una de las peores etiquetas que se nos pueden poner. Solemos asociarlo con ser mezquino o mala persona. 

Sin embargo, es difícil encontrar a alguien que no lo sea. De hecho, cada vez que señalamos el egoísmo de alguien, es porque sus acciones no nos hicieron ningún bien o directamente nos perjudicaron. Por eso llamamos de esa forma a todos aquellos que se preocupan más por sus propias necesidades que por nosotros.

Etimológicamente, la palabra ‘egoísmo’ proviene del latin ‘ego’ que significa ‘yo’. En realidad, el egoísmo no es ni bueno ni malo, es necesario.

 Para sobrevivir física y emocionalmente necesitamos pensar en nosotros mismos. Aunque nos cueste admitirlo, todo lo que hacemos en la vida es para nosotros

Debemos cambiar nuestra visión del egoísmo, entender que necesitamos ser más conscientes de nosotros mismos. Y atendernos bien, escucharnos, comprendernos y ver que el mundo empieza en nosotros.

Aquello que tú no te des, no te lo va a dar nadie, y aunque te lo den otros, si tú no te lo has dado antes, o no te va a llegar o no lo vas a poder sentir en su plenitud.

Sí, practiquemos el egoísmo. Pongámonos nosotros en primer lugar. Hagamos lo posible por estar bien.

Si tienes consciencia de lo que eres, de lo que te gusta y, aprendes a comunicárselo a los demás, serás una persona más dichosa. Ponerse en primer lugar no es una cualidad negativa, es tu obligación para cuidar de ti mismo y obtener lo que necesitas.

[email protected]