¡Nos vamos a Qatar!

Ariana Miñaca Toro

La selección ecuatoriana clasifica para la Copa del Mundo en Qatar en noviembre. No cabe duda que este hecho representa una gran alegría nacional y forma parte de una serie extraordinaria y hasta insólita de grandes victorias en varios deportes, como los campeonatos mundiales femenino y masculino por equipos y el mundial de Glenda Morejón, o todas aquellas medallas en los Juegos Olímpicos de Tokio. Ojalá no olvidemos la lección aprendida en el campo sudamericano donde los recursos abundantes no garantizan nada sin la capacidad de transformarse.

El profesor Gustavo Alfaro es disciplinado y silencioso que ni siquiera celebra goles. Más que moverse por la crítica o la gloria inminente, reforzó un grupo marcado por un orden estratégico. Qué otro Ecuador tendríamos si aprendiéramos a guiar los proyectos del día a día con sustentabilidad e independencia.

La Tri optó por innovar en un país donde el relevo generacional y las oportunidades para los jóvenes suelen ser sinónimo de bajos salarios o explotación laboral. El día que le ganamos a Chile en su casa, saltamos a la cancha con tres chicos de 19 años, con la convicción de que podríamos movernos bien a otras áreas.

Es difícil asumir que un juego se perderá, porque la esencia de los deportes competitivos es la búsqueda de la victoria. La lección de conseguir entradas para la cita universal de Qatar es que en el deporte, como en toda actividad humana, existe la necesidad de alcanzar objetivos, que requieren tiempo, paciencia, sabiduría, serenidad y otros valores.

La selección y todos los deportistas son muestra de una generación, que desea traer una mejor luz al país en todos los ámbitos. El compromiso que sin importar las grandes diferencias, se forma un equipo. Si bien no es su trabajo, los atletas brindan lecciones y felicidad a una nación.

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