​​Muerte por temor

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Hoy todo el Ecuador se ha enterado la muerte de un héroe brillante, hombre del pueblo valiente, íntegro, bien intencionado, demócrata y luchador; ayudó a cuidar los dineros del Estado para beneficio de los humildes, sirviendo a cambio de nada; quien deseaba ver un pueblo feliz, recibiendo los beneficios de un país próspero y no aceptaba jamás que aquellos dineros que debieron beneficiar al pueblo, cuatro pillos de cuello blanco se lo lleven.

 Como todo hombre de bien y facultado por la Constitución se propuso a investigar y denunciar los grandes atracos hechos al erario nacional e hizo que  busquen el dinero robado hasta en los techos.

Esta actitud de un valiente patriota disgustó a los narcos políticos, más aún porque proponía construir una cárcel en el oriente ecuatoriano a efecto de confinar a los narcos políticos, entre otros delincuentes. Las contundentes propuestas de someter a los mafiosos, vagos vacunadores y extorsionadores enviandolos a la cárcel de máxima seguridad, tuvieron miedo y se adelantaron a cerrar el paso momentáneamente; pues el pensamiento de un héroe nunca muere porque las semillas se riegan por todo el campo de gente buena y bien intencionada que fácilmente emularemos, seremos miles quienes seguiremos  su legado; pero los ladrones y malhechores no podrán ganar a la gente buena, porque hay un pueblo que respalda su accionar; jamás permitiremos que el mal se entronice entre el pueblo.

Hoy la convivencia civilizada tiene normas legales y morales por las que todo ser humano deberá regirse y los desadaptados que no quieren someterse a ella deberán ser sancionados y confinados a la cárcel. Existen quienes se dejan engañar una o dos veces, pero obviamente al consignar su voto está direccionando su voluntad hacia el candidato más bueno y creíble que haga el bien al país, no engañe ni robe el dinero que es del pueblo, traducido en educación, salud, carreteras, etc. No votarán por los que pagan para matar a un noble candidato; por miedo a sus decisiones y cobardemente lo asesinan. Hasta que los perversos recobren la cordura, que Dios nos ampare.

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