Moral pública

Anita Caicedo

En todas las épocas se han emitido juicios condenatorios sobre los males sociales, Hoy apreciamos que existen muchas e incontables situaciones que cada día desvalorizan a la sociedad. Tanto desde los estrados, como desde las tribunas callejeras y las redes sociales no faltan críticas implacables contra los vicios de este tiempo. En la actualidad se habla mucho de la crisis de valores. Muchos opinan que nuestra sociedad camina hacia una verdadera decadencia o descalabro moral.

En la actualidad abundan las denuncias y las lamentaciones sobre la inmoralidad imperante, que se traduce en: corrupción administrativa, nepotismo, corrupción de la justicia, tráfico de influencia, violencia contra la mujer y la niñez, aborto, niñez abandonada, impunidad y contrabando institucionalizado. No son pocos los que piensan que se ha iniciado un periodo de grave deterioro moral y de involución ética. En ese sentido cualquier juicio ético que queramos emitir acerca de nuestra sociedad debe tener en cuenta el que nos toca vivir en una sociedad de signo permisivo.

La moral pública es la base para la autorrealización de la sociedad y se refiere a los valores éticos fundamentales que deben animar su buen funcionamiento. Es un error el tratar de reducir la moral pública al sector político y de las personas o grupos que gozan de poder y de influencia. Ciertamente existe una opinión generalizada de que vivimos momentos de grave decadencia en cuanto a la moral. Los graves déficits en la moral repercuten en una pérdida, cada vez más notoria, de la moral privada.

Es necesario reconocer que la permisividad social ha ayudado a que se aireen y se denuncien comportamientos francamente inmorales, como el acoso sexual, la violencia intrafamiliar y la corrupción en sus distintas manifestaciones. Nunca, a lo largo de la historia, se había emitido tantas denuncias ni tantos juicios críticos frente a la falta de moral pública, como en la actualidad, más, sin embargo. El pueblo que pierde sus valores éticos camina hacia la barbarie.Es importante denunciar la presencia de la crisis moral, y detectar cuáles son sus raíces, tanto históricas, como coyunturales.

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