Fuerza de voluntad

Delia Steinberg Guzmán

Para vivir un ideal, se hace necesaria una buena dosis de fuerza de voluntad. Estas palabras, no por mucho repetidas, siguen siendo difíciles de comprender. ¿Qué es esa fuerza de voluntad, ese elemento sin el cual ninguna empresa llega a buen puerto?
La fuerza de voluntad es mucho más que un simple deseo. Para hacer, para vivir, para realizar no basta con desear; el deseo muere con la rapidez de una ráfaga escurridiza, mientras que la voluntad se manifiesta con la potencia de la fe, la constancia y la paciencia.
Fuerza de voluntad es no dejarse arrastrar por los vientos y las corrientes que derivan a nuestro alrededor. Es detenerse un instante, aún en medio de la corriente y saber elegir el camino adecuado…

Fuerza de voluntad es vivir en compañía interior de nuestro propio yo, y no ceder rápidamente a los mil y un requerimientos de las circunstancias externas.

La fuerza de voluntad no es aniquiladora de la personalidad, ni endurece falsamente al hombre. Por el contrario, enseña a reír y a llorar cuando se debe reír y cuando se debe llorar, reconociendo a lo que cada instante pertenece y lo que en cada instante corresponde hacerse.

Fuerza de voluntad es la que nos permite amar verdaderamente, no con pasión sino con comprensión.

La fuerza de voluntad es no conformarse nunca con lo conseguido, sino insistir diariamente en alcanzar más altos y mejores objetivos. Pero sin que este inconformismo nos lleve a perder de vista una meta y un Ideal que habrá de ser fijo e inamovible como las estrellas.

Fuerza de voluntad es superar los inconvenientes con inteligencia, extrayendo de ellos la experiencia necesaria para no volver a errar de la misma manera. Es no dejarse desmayar ante las dificultades, pero tampoco vanagloriarse fatuamente ante los éxitos. Ningún éxito mundano es definitivo…

Nueva Acrópolis Santo Domingo