Filosofía y naturaleza

Yveth Romero Padilla

Yveth Romero

La filosofía siempre ha indagado en la relación entre el ser humano y la naturaleza. Los primeros filósofos del mundo occidental, los presocráticos o filósofos físicos, exploraron la physis o naturaleza en busca de respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia humana; fueron estudiosos de los principios del cosmos y, buscaban no solo entender el mundo exterior, sino también comprenderse a sí mismos. Así, la Filosofía encuentra en la naturaleza modelos perfectos de “cómo hacer bien las cosas”.

Podemos encontrar innumerables ejemplos que demuestran que nada está fuera de la naturaleza; ni siquiera el pensamiento, la imaginación humana, sus creaciones o sus “inventos”, por ejemplo, los aviones imitan las formas de las aves y los barcos siguen los patrones de los animales marinos para navegar. La naturaleza es una madre amorosa.

Es nuestro lugar de nacimiento, desarrollo y descanso final. Todo lo que nos nutre y sana proviene de ella, al igual que el conocimiento que adquirimos. Ella alimenta a las plantas, a los animales y a la diversidad de formas de vida que alberga; nos enseña la generosidad desinteresada y el valor de la colaboración. Al obedecer sus leyes, nos transformamos en seres más sabios; sin embargo, cuando ignoramos su voz, cuando explotamos sus recursos sin consideración, nos comportamos como hijos ingratos y abusivos. No se requiere ser experto en ciencias naturales o un activista reconocido para comprender esta verdad fundamental; basta adentrarnos en la filosofía de la naturaleza para estar atentos a las respuestas que ella nos ofrece.

 Todos podemos aprender a ver a la naturaleza como un todo, una unidad viva, en la que el ser humano es una parte, sujeta a sus leyes de orden, armonía, belleza, equilibrio y justicia.

Nueva Acrópolis Santo Domingo