Escalada violenta

Bayron Sandoya Valdiviezo

Con los acontecimientos diarios replicados en los medios de comunicación, con las estadísticas manejadas por las instituciones estatales en seguridad, la percepción de la ciudadanía se confirma, ¡la delincuencia está imparable! la inseguridad y temor va ganando terreno, parecería que no hay lugar seguro ni siquiera en nuestros domicilios, la escalada delincuencial nunca antes vista en Ecuador atemoriza, los niveles de violencia inimaginables, masacres masivas, asesinatos a humanos y a mascotas, robos, suicidios, todos estos actos con violencia extrema.

Politicas públicas intermitentes, renovación de autoridades, inestabilidad mandos policiales, compromisos políticos, sin duda producen desfases en las planificaciones macro que deben ser permanentes en contra del crimen organizado, pero no solo esto, son muchos los factores que sin duda se relacionan y confabulan para que la inseguridad gane terreno, desde mi punto de análisis la pandemia COVID-19 también tiene mucho que ver con la inseguridad.

La salud mental es el estado de equilibrio que debe existir entre las personas y su entorno, incluye el bienestar emocional, psíquico y social e influye en cómo piensa, siente, actúa y reacciona una persona ante momentos de estrés.

Estamos en una etapa en la que la salud emocional está visiblemente disminuida por el confinamiento, por las secuelas que deja el COVID-19, por la muerte de familiares, pérdida de trabajos, etc. Estas situaciones afectan directamente en nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar, esto determina cómo respondemos ante el estrés, cómo nos relacionamos con otras personas y cómo tomamos decisiones.

Los propósitos de las autoridades sanitarias ya deben estar activadas para desarrollar programas intensos enfocados al cuidado de las emociones, necesitamos ciudadanos sanos tanto en lo físico como en lo emocional, solo así todos tomaremos correctas decisiones en nuestras vidas, y tendremos ciudadanos responsables ante la ley.

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